Tras años como lectora empedernida, he recopilado cientos y cientos de libros, y los he ido apilando, con el paso del tiempo, en varios puntos de casa. Así que he decidido que ya va siendo hora de darles su lugar y lucirlos. Pero, ante este nuevo objetivo, me surge un temor. Lo que menos me gustaría es que, tratando de integrarlos en el espacio, sigan siendo un estorbo en casa y generen el gran temido "ruido visual". 

Así que tengo la solución perfecta: una librería blanca, que sea minimalista y muy elegante. He encontrado 5 ideas distintas para obtener una que se adapte al espacio disponible y aporte frescura con su diseño original. Y, por si fuera poco, todas ellas quedan genial en cualquier ambiente!

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Una librería puede fusionarse con el techo creando un estante de gran altura.

Foto: Beatriz Aparicio | Interiorismo: Ana Escribano

1. Rozando el techo

¿Qué hay más discreto que una librería que sobrevuela nuestras cabezas y que alcanza el techo? Nada, ya te lo adelantamos. Esta idea permite crear un estante muy largo en el que colocar todos tus libros, o lo que desees, en una sola hilera. Así que no necesitarás recargar una pared con multitud de estantes, uno será suficiente, y no te entorpecerá la vista porque queda muy disimulado e integrado con el techo.

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Las librerías de obra son una fantástica idea para ahorrar espacio.

Foto: Meritxell Arjalaguer | Estilismo: Mar Gausachs | Interiorismo: Núria Selva

2. Incrustada en la pared y en una esquina

Esta librería refleja a la perfección lo que es capaz de aportar una de obra que se fusiona con la pared. Al estar dentro de ella, no vemos los elementos sobresalir en el espacio y pasa desapercibida, aunque resalte por su originalidad. Una manera de crearla, y que quede espaciada y minimalista, es optar por aprovechar la pared al máximo con solo unos tres o cuatro estantes, de modo que haya mucho aire entre un estante y otro, y podamos generar amplitud.

Algo a considerar es que, si la disponemos próxima a una esquina, no romperá toda la continuidad de una pared lisa, únicamente lo hará en uno de sus extremos, por lo que añadirá un plus a la librería. En este ejemplo, además, se aprovecha cada rincón libre del mueble creado, ¡y hasta hay sitio para el radiador! Otra opción es, fusionada la librería en la pared, colocarla al lado de un armario también de obra. De esta manera, se acompañarán creando un conjunto de pared muy singular y visualmente atractivo.

Mesita de noche

Puedes incorporar una mini estantería en tu mesa de noche.

Foto: Kenay Home

3. Como parte de tu mesita de noche

Disponer de libros al lado de tu cama es un hábito de muchos lectores, especialmente para los que nos gusta leer antes de dormir. Pues una idea refrescante para tener unos cuantos de ellos a tu alcance, con solo estirar el brazo, es optar por una mesita de noche sencilla y blanca que tenga un estante descubierto. Esa será tu librería, pequeña pero resultona y con una estética impecable

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Las librerías grandes de obra, y con una buena composición, pueden ser sofisticadas.

Foto: Mikhail Loskutov

4. Majestuosa y cuadriculada

Sabemos que la intención es que sea una estantería minimalista y elegante, pero no por ello hemos de descartar tener la librería de nuestros sueños: de grandes dimensiones, y muy majestuosa. Puede presentar las mismas cualidades que otra más pequeña si prestamos atención a los detalles que la definen.

Por ejemplo, una buena opción es que sea de obra y se funda en el interior de nuestra pared, para que así encaje a la perfección. También que presente una estructura basada en cuadrículas donde los tableros blancos no sean demasiado gruesos, y, obviamente, sin ocupar cada centímetro disponible para no recargar el ambiente. 

Estantería volada a medida blanca

5. Flotante y con cajones

Otra idea es decantarse por una librería volada y hecha a medida, ya que deja márgenes a su alrededor para aprovecharlos de otra manera, o para que circule el aire y se vea más espaciosa la estancia, pese al espacio que ocupa. También puede incorporar cajones para ocultar objetos que puedan obstruir su elegancia y sencillez. Así que, solo nos queda decir: ¡mira qué bonita queda!