Esta vivienda de los años 70, ubicada en el Barrio de Retiro de Madrid, pedía a gritos una reforma integral porque nada de lo existente era aprovechable. Bueno, algo sí, pero se descubrió tras la demolición. Hablamos de "unos maravillosos pilares de hierro robloneados que, por supuesto, dejamos a la vista integrándolos en el proyecto", explica la interiorista Silvia Trigueros.

Salvo estos elementos, todo se hizo desde cero y con el sobreesfuerzo de poder encajar en los metros cuadrados disponibles las peticiones de los clientes: dos habitaciones en suite, aseo de cortesía, cocina, lavadero independiente y un amplio salón-comedor. Se trata de una segunda residencia de un matrimonio que vive fuera de España, al que le gusta disfrutar de sus amigos cuando están en la ciudad.

 

La interiorista Silvia Trigueros posa en el salón-comedor de esta vivienda que ha reformado.

La interiorista Silvia Trigueros posa en el salón-comedor de esta vivienda que ha reformado.

Foto: ©Amador Toril - Estilismo: Cristina Rodríguez Goitia

En conjunto, la apuesta estilística se centró en crear un contenedor de corte clásico de manual, a partir de molduras en paredes y techos, rodapiés altos, tarima en espiga y mármoles clásicos, y combinarlo con mobiliario contemporáneo. Dicho contraste permite incluir toques en negro, líneas curvas, tejidos naturales de tendencia y arte moderno, mostrando un equilibrio elegante, confortable y atemporal que promueve ese deseo de 'llegar a casa'. 

La mayoría de piezas han sido diseñadas por el estudio, pero hay otras que proceden de Portugal, Bélgica y Países Bajos, y todas ellas se integran sutilmente sobre una paleta cromática neutra con pinceladas de color procedentes, precisamente, de esos detalles decorativos en forma de piezas de arte o textiles cuidadosamente seleccionados.

El plan de necesidades del cliente era concreto y exigente. No fue fácil encajar en estos metros cuadrados todos los espacios solicitados, pero estos retos son los que a mi me fascinan