Una de las maneras de definir a Andrea Sánchez y Ricardo Jarpa, cofundadores de Estudio Laterna, es diciendo que ambos son chilenos –ella, de Concepción; él, de Santiago–, que llevan 25 años residiendo en Ibiza y que antes de asentarse en la isla vivieron en Alemania. Cambiar de país es siempre complicado y, seguramente, es cuando más se aprende en lo personal y lo profesional. Les preguntamos por ello.

Andrea habla por los dos. "Cada cambio trae consigo un aprendizaje. Para mí, trasladarme de Chile a Alemania fue una experiencia que me aportó apertura mental, flexibilidad y una relación diferente con el orden y la planificación. Despertó en mí una necesidad inagotable de crear. Además, me proporcionó una herramienta clave: el idioma, que amplió mis posibilidades de trabajo y me permitió absorber una cultura con un enfoque meticuloso y preciso en el diseño".

Observación, experimentación y diálogo con el entorno son algunas de las claves del trabajo de esta creativa pareja que vive en constante evolución y con la que charlamos sobre su trayectoria y su concepción del paisajismo y la jardinería, que se podría definir como muy artística y filosófica.

Jardín Can Nicolau. Para Andrea Sánchez, cada jardín es "una instalación viva"

Jardín Can Nicolau. Para Andrea Sánchez, cada jardín es "una instalación viva"

Foto: Ana G. Hernando

¿Cuánto lleváis en Ibiza?

"Llevamos aproximadamente veinticinco o veintiséis años en Ibiza: un lugar que nos ha permitido desarrollar nuestro trabajo en un entorno donde la cultura, la naturaleza y el arte conviven de manera única".

¿Qué es lo que más os gusta de la isla?

"Nos fascina de la isla su riqueza cultural y la forma en que diferentes estilos de vida han convergido aquí a lo largo del tiempo. Ibiza ha sido históricamente un punto de encuentro para personas con trayectorias muy distintas, lo que genera un ecosistema creativo vibrante. Esta diversidad se refleja en la arquitectura, la música, la jardinería y el arte. Nos interesa mucho cómo la cultura ibicenca ha sabido adaptarse y evolucionar sin perder su esencia. Tradicionalmente, ha existido una lectura intuitiva del entorno, una comprensión de la climatología, la geografía e incluso de los ritmos astrológicos. Ese respeto por el territorio y por los ciclos de la naturaleza es algo que nos inspira constantemente".

Escultura de Arturo Berned en el jardín de estudio Laterna

Escultura de Arturo Berned en el jardín de estudio Laterna

Foto: Ana G. Hernando

¿Cómo y cuándo surgió Estudio Laterna?

"Fundamos Estudio Laterna en 2023 –el estudio está en Santa Gertrudis de Fruitera, en el centro de la isla–, fruto de la necesidad de tener un espacio donde poder desarrollar todos nuestros intereses bajo un mismo techo. Para nosotros, era esencial reunir en un solo lugar nuestras pasiones, exploraciones e investigaciones, permitiendo que cada proyecto se desarrolle con absoluta libertad y sin encasillamientos. Así, desde el inicio quisimos que no fuera solo un espacio expositivo, sino un lugar de encuentro: un laboratorio donde el arte, la experimentación y el paisaje conviven sin jerarquías".

Carlito Dalgecio. Escultura en el jardín de Estudio Laterna

Carlito Dalgecio. Escultura en el jardín de Estudio Laterna

Foto: Ana G. Hernando

El jardín de vuestro estudio es el lienzo perfecto para las exposiciones de arte que organizáis. ¿Qué destacaríais de él? ¿Qué lo convierte en un lugar perfecto para disfrutar de una exposición?

"El jardín es una instalación viva: un espacio en constante transformación que no solo acoge las exposiciones, sino que forma parte de la experiencia artística. No nos interesa que el jardín sea un mero marco para el arte, sino que funcione como un territorio de exploración sensorial. Su diseño sigue una lógica fluida y experimental, sin recorridos predefinidos, permitiendo así que cada visitante lo descubra a su ritmo. La relación entre la obra y el entorno es tan importante como la pieza en sí, y el jardín permite que ese diálogo suceda de manera orgánica y natural".

Los puntos de fuga hacia el infinito del jardín Beatus Ille contrastan con los perfiles de las colinas circundantes

Los puntos de fuga hacia el infinito del jardín Beatus Ille contrastan con los perfiles de las colinas circundantes

Foto: Ana G. Hernando

Aseguráis que "nunca hay un solo camino recto" en vuestros jardines. ¿A qué os referís?

"Cuando decimos que nunca hay un solo camino recto en nuestros jardines, no significa que no trabajemos con líneas rectas, sino que las utilizamos en contraposición con lo orgánico y lo caótico. Nos interesa la tensión entre estructura y fluidez, entre lo geométrico y lo espontáneo. En un sentido más conceptual, esta idea funciona como una metáfora: recorrer un jardín es una experiencia cambiante, donde cada trayecto puede ofrecer algo distinto según la luz, la estación del año o la percepción de quien lo transita".

El jardín Beatus Ille presenta una composición compleja que funde los diferentes materiales que se usan con la naturaleza

El jardín Beatus Ille presenta una composición compleja que funde los diferentes materiales que se usan con la naturaleza

Foto: Ana G. Hernando

Formalmente, ¿cómo debe ser para vosotros un jardín perfecto?

"No existe un único modelo de jardín perfecto. Un jardín es un espacio en evolución, un ecosistema en equilibrio con su entorno. Lo esencial es que exista un diálogo entre el interior, el exterior y la naturaleza colindante, permitiendo que el jardín no sea una imposición sobre el paisaje, sino una extensión natural de él".

Estimular los sentidos en un jardín es clave. ¿Cuáles son vuestros trucos para conseguirlo?

"Un jardín no es solo un espacio visual, sino una experiencia sensorial completa. No trabajamos únicamente con la vista, sino con el olfato, el tacto y hasta la percepción del tiempo en el espacio. Cada jardín que diseñamos es una instalación en 4D: el espacio interior, el espacio exterior inmediato, la naturaleza colindante y el tiempo, porque un jardín nunca deja de evolucionar. Lo más interesante es cuando un jardín se inserta en su entorno sin que se note dónde acaba lo diseñado y dónde empieza lo salvaje, que es lo que lo convierte en una experiencia viva".

"La búsqueda del equilibrio entre los ángulos rectos en contraposición con las formas de la vegetación que rodea la estructura es la característica principal del jardín Beatus Ille", apuntan desde Estudio Laterna

"La búsqueda del equilibrio entre los ángulos rectos en contraposición con las formas de la vegetación que rodea la estructura es la característica principal del jardín Beatus Ille", apuntan desde Estudio Laterna

Foto: Ana G. Hernando

Cada vez más se demandan jardines sostenibles, silvestres y vivos. ¿Cómo puede convivir esta tendencia con el paisajismo más contemplativo y artístico que realizáis en Estudio Laterna?

"Un jardín es sostenible desde el momento en que genera conversación, reflexión e inspiración. Existe hoy una tendencia clara a minimizar el impacto ambiental en los jardines, eliminando el césped o priorizando especies resistentes a la sequía. Pero un jardín concebido como una instalación artística va más allá de la simple contemplación: establece una relación con el espectador y con el ecosistema en el que se encuentra. Desde el momento en que se plantan los primeros árboles, el jardín comienza a atraer vida silvestre. No es un objeto estático ni una representación de algo, sino un organismo en simbiosis con el paisaje".

Jardín diseñado por Piet Oudolf dentro del parque Belle Isle State en Detroit, Estados Unidos

Jardín diseñado por Piet Oudolf dentro del parque Belle Isle State en Detroit, Estados Unidos

Foto: Davslens Photography / iStock

¿Tenéis algún paisajista en el que os inspiréis o cuyo trabajo os resulte especialmente interesante?

"Nos inspiran los paisajistas que entienden que diseñar un jardín no es un acto de imposición, sino de interpretación. Uno de los nombres que más nos ha influenciado es Juan Grimm (paisajista y arquitecto chileno), cuyo enfoque combina lo naturalista con la arquitectura del paisaje, logrando una integración perfecta entre el entorno y su intervención. Fernando Caruncho es otra referencia fundamental; con su trabajo sobre la luz y la geometría en los jardines. Otro paisajista que resuena con nuestra práctica es Piet Oudolf, que ha desarrollado una aproximación única basada en la observación de la flora autóctona y la representación de texturas y ecosistemas. Finalmente, Miranda Brooks. Gracias a un artículo sobre ella descubrí el landscape design. Su trabajo, que fusiona la sensibilidad artística con una visión profundamente integrada del entorno, fue una revelación y un punto de partida en mi camino hacia el paisajismo".