Los nuevos propietarios de este ático soñaban con devolverle su esplendor original, el que corresponde a un edificio emblemático de principios del siglo XX. De la mano del estudio de arquitectura interior Belén Ferrándiz, la transformación de la vivienda se centró en recuperar los elementos arquitectónicos característicos, potenciar la inmensa luz natural que recibe y establecer la nueva distribución para satisfacer unas necesidades muy bien definidas.

No obstante, el principal reto de este proyecto se situaba en la terraza, en ese momento, integrada en el salón comedor de la casa. Poder volver a disfrutarla, con sus impresionantes vistas al centro histórico de la ciudad (se ubica en el barrio de Chamberí de Madrid), implicaba demoler la cubierta existente y rehacer la fachada; dada la protección histórica de la finca, el proyecto de licencia se presentaba complejo, pero se resolvió satisfactoriamente con la colaboración del Estudio de Arquitectura Vega y Serrano.

Desde el primer momento, Belén Ferrándiz supo ver el potencial de este ático de 400 m2. “El proyecto se basó, sobre todo, en devolverlo a su estado original. Lamentablemente, la reforma anterior se había llevado por delante todas las puertas, molduras y elementos estéticos que determinaban la historia e identidad de la casa”, explica.