La ubicación esquinera de esta vivienda es ya un lujo en sí misma, ya que en el edificio solo unos pocos tienen esta exclusividad. ¿Que por qué lo decimos? Por los -¡nada menos!- siete balcones que tiene el piso, a los que se añade un maravilloso mirador, con vistas urbanas. Y aunque por orientación norte, la luz del sol no da directamente, la luminosidad natural está igualmente asegurada, aportando un agradable efecto en cuanto a amplitud visual y serenidad ambiental.
El edificio donde se encuentra este piso es de principios del siglo XX y está situado en el barrio de Gros de San Sebastián, a escasos metros de la playa de la Zurriola y de los famosos cubos del Kursaal. Lo adquirió una pareja francesa que se enamoró de todo: la situación esquinera, los balcones y, cómo no, el aspecto parisino del edificio.
La reforma creó una zona de día muy luminosa
Eso sí, la vivienda se demolió completamente. "Se tiró todo para poder empezar desde cero y cumplir las necesidades y expectativas de los nuevos propietarios", explica el interiorista, Mikel Irastorza, autor del proyecto. En origen, sus 135 metros cuadrados se distribuían en 5 habitaciones, salón, cocina y baños. Con la reforma, que duró unos seis meses, se hizo una nueva distribución adaptada a los deseos de los clientes.
El principal reto de la transformación se centró en unificar los tres ambientes que conforman la zona de día -salón, comedor y cocina- y se logró "creando un solo espacio, elegante, acogedor y actual, intentando escenificar un estilo afrancesado", explica Irastorza. Además, este espacio social diáfano cuenta con cuatro de los siete balcones y el mirador, para deleite de sus vistas y su luz natural.
De estilo afrancesado, a petición de los propietarios
Y aunque Mikel reconoce que siempre se ha identificado sus trabajos con un estilo ecléctico, lo importante para él es intentar interpretar las peticiones del cliente, de ahí que subordina su estilo al deseo y a las necesidades de éste. "Y una vez se consigue, sí es verdad que uno intenta plasmar o transmitir aspectos que hagan del proyecto algo más actual y atractivo, teniendo en cuenta las tendencias", explica.
Así pues, y definida por el interiorista, la línea del proyecto podría decirse que responde "a un estilo afrancesado, con una decoración actual de colores neutros". La orientación norte de la zona de día condicionó la elección de colores y materiales, dado que al no contar con sol directo, se hacía necesario contrarrestar esta carencia con acertados recursos estilísticos que, de la mano de un profesional, nunca fallan.
La selección recayó en colores neutros, como blancos y grises en toda su gama, muebles en tonos oscuros, maderas naturales claras y algún que otro toque dorado. Una sabia combinación plasmada en todas las estancias del piso y que responde perfectamente a la petición de los propietarios, deseosos de disfrutar de un ambiente decorado al más puro estilo de su país de origen.
"De la vivienda, a los clientes les gustó el aspecto afrancesado del edificio, el hecho de estar en esquina y el poder disfrutar de siete balcones y un gran mirador" _ Mikel Irastorza