En este piso de Bilbao de estilo clásico se combina presente y pasado con ideas auténticas y sorprendentes

Este piso del centro de Bilbao se presenta con un carácter clásico, en línea con el edificio en el que se ubica. Y, según Lázaro Estudio, el reto del proyecto consistía en "mantener dicho carácter, pero añadiendo un aire moderno y actual, con una mezcla de estilos que generase un ambiente acogedor y personal, destacando piezas singulares de mobiliario y decoración".

Sus 95 metros cuadrados responden a una distribución tradicional, presidida por un largo pasillo que limitaba la entrada de luz natural a las distintas estancias. Además, la mayoría de espacios carecían de funcionalidad y personalidad. Frente a esta realidad considerada ya obsoleta, había que plantearse una reforma con el objetivo de crear un hogar que reflejara la autenticidad y el estilo de vida de la familia.

PASILLO. Focos, de Faro. Manillas de las puertas, de Formani. Cerramiento, a medida.

Una de las modificaciones más significativas fue, precisamente, la transformación del pasillo. Pasó de ser oscuro y estrecho a abrirse y hacerlo más ligero mediante la instalación de un cerramiento acristalado con estructura de madera. "Esta intervención no solo eliminó la sensación de espacio reducido, sino que permitió la entrada de luz natural desde los ventanales, iluminando el pasillo y creando una sensación de mayor amplitud", explican desde el estudio.

COMEDOR. Sillas, de Marcel Breuer. Apliques, de Luz Vintage.

Mobiliario y decoración de ayer y hoy

A la hora de seleccionar el mobiliario y la decoración, se optó por una combinación ecléctica que fusiona lo clásico y lo contemporáneo a partir de piezas antiguas que se mezclan con muebles modernos de líneas limpias. Como en el comedor, donde la lámpara de diseño industrial aporta un toque moderno, mientras que la mesa de madera maciza desprende connotaciones más tradicionales.

SALÓN. Sofá y butacas, de By Blasco. Apliques, de Luz Vintage. Jarrón, de Guille García Hoz. Cortinas, de House of Hackney. Mesita auxiliar, de Kartell.

Y lo mismo sucede en el salón de la vivienda, donde se mezclan ambos estilos. Aunque la nueva propuesta del proyecto aportó cambios, había una pieza que había que respetar en el salón: un antiguo tapiz, de gran valor sentimental para los propietarios y que debía ser conservado e integrado en la nueva estética. De ahí que se tomara como punto focal del salón, logrando fusionarlo sabiamente en una paleta de colores neutros con toques de verde y detalles metálicos de bronce y dorado.

COCINA. Mobiliario de aire retro, de Desuka. Baldosa, de Equipe Cerámicas. Grifería, de Rovira.

La importancia de cuidar los materiales y la iluminación

Es cierto que la esencia clásica de la vivienda es el hilo conductor y el que debía respetarse en la reforma, integrándola en una cuidada actualización de la mano de los materiales y las tonalidades. Así, los suelos se eligieron de madera para mantener la calidez del ambiente, y las paredes se pintaron en tonos claros, con algunos acentos de color en paredes específicas para dar esa personalidad que le faltaba a las estancias.

PASILLO. Papel pintado, de Manuel Cánovas. Al fondo, horno de Smeg.

Otro aspecto que se cuidó especialmente fue la iluminación, "clave en la transformación de este hogar", comentan en Lázaro Estudio. Para ello se instalaron luminarias modernas, integradas en los techos de escayola, y se añadió iluminación indirecta para resaltar los elementos decorativos más importantes, como algunas obras de arte de la familia.

ASEO DE CORTESÍA. Azulejo, de Art Antic. Baldosa, de Cerámica Elías. Aplique, de Luz Vintage. Grifería, de Rovira. Lavabo, de Hudson Reed.

Una transformación que respeta la historia y los gustos personales

Hay que destacar que la distribución original de la vivienda, se respetó casi al completo, aprovechando la buena disposición de las habitaciones. Pero es cierto, afirman en el estudio, que la apertura al pasillo y la conexión visual entre estancias, "generó una mayor fluidez espacial, haciendo que el conjunto resultara más armonioso y acogedor".

DORMITORIO. Cabecero de tela, de Ian Mankin. Cama, de Mosel. Estor, de Kirkby Design.

La reforma ha representado una gran transformación y la prueba es que se ha cumplido el objetivo de "tener un hogar ahora, que respira personalidad, donde cada espacio cuenta con un carácter propio". Además, el haber tratado también con tanta delicadeza la mezcla entre lo clásico y lo contemporáneo, ha hecho que el equilibrio entre elegancia y modernidad resulte perfecto.

BAÑO. Grifería, de Rovira. Azulejos, de Grespania. Molduras, de Orac Decor. Mueble a medida. Manilla, de Formani.

Este proyecto de Lázaro Estudio en el centro de Bilbao es un claro ejemplo de cómo una reforma integral puede respetar la historia de un espacio, actualizándolo al mismo tiempo para satisfacer las necesidades y gustos actuales de sus propietarios.

"En este proyecto se optó por una combinación ecl��ctica que fusiona lo clásico y lo contemporáneo a partir de piezas antiguas que se mezclan con muebles modernos de líneas limpias" _ Lázaro Estudio