Tras varios años de vida en las afueras, una familia con dos niños decidió volver a Moscú, atraída por el ritmo urbano y la atmósfera del centro histórico. «Mi objetivo era diseñar un interior que fuese a la vez funcional y acogedor, pero también expresivo, equilibrado y adecuado para una pareja con dos mellizos de seis años, un niño y una niña», explica la autora del proyecto, la interiorista Julia Dzhanlatyan.

Los propietarios, una pareja dinámica y exitosa, llevan un estilo de vida activo, disfrutan de los viajes, el buen vino y la comodidad del hogar. Además, les encanta reunir a amigos y familiares, una pieza clave para concebir el diseño de su nuevo hogar.

Entramos en el hogar de la familia

Más allá de la funcionalidad, este proyecto destaca por una narrativa visual cuidadosamente tejida. El resultado es un interior con alma, que refleja con naturalidad la esencia y el modo de vida de sus propietarios.