Siempre soñaron con vivir en una urbanización. Les parecían idílicas las prestaciones que ello ofrecía, el tipo de residencias, vecinos, espacios verdes e instalaciones comunitarias. Así que no lo dudaron cuando dieron con esta joya cerca de Madrid. Aunque, lejos de quedarse en el amor por una idea, acabaron sucumbiendo a algo más profundo: el encanto de la arquitectura, también a las opciones que les brindaba una casa de los años cincuenta que no había sido reformada en ningún momento. “Un detalle lo suficientemente importante para dejar volar la imaginación y abrirse a un universo infinito de posibilidades”, asegura Adriana Nicolau, artífice de la reforma y del proyecto de interiorismo de la finca.