La verdadera carta de presentación de un hogar se ve al dar el primer paso. Un primer vistazo que se dirige hacia el recibidor de una casa donde con una sola mirada uno puede hacerse ya una idea del estilo y el diseño que continuará por el resto de las estancias. Y una idea de lo más inspiradora y aplaudida en interiorismo es vestir esta entrada de luz, naturalidad y calma. Dicho de otro modo, una paz sencillamente acogedora gracias al empleo del color blanco con el toque preciso (y precioso) de los muebles de madera. Justamente lo que consiguen estos cinco ejemplos de recibidores perfectos que llevan en su ADN estas dos claves decorativas. Blanco y madera, de la mano para un recibidor con mucho encanto Perfección nórdica Blanco y madera. Y nada más . Empezamos esta ronda inspiradora con el recibidor que mejor ejemplifica el binomio decorativo que estamos poniendo en valor. Una pareja que no deja espacio para nada más : fuera ruido visual, fuera adornos que estorben al diseño y la funcionalidad y fuera más colores que nos distraigan del objetivo, que no es otro que dar luz, naturalidad y sencillez al comienzo de la casa. La madera no tiene que ser solo clara En este apartamento apenas se desdibuja un pequeño recibidor que hace las veces de pasillo. Un reducido espacio que es más que suficiente para que el conjunto, en esta estancia que se abre, resulte coherente y armonioso gracias al minimalismo decorativo y a las líneas limpias y depuradas. Es lo que se logra al seguir un hilo conductor basado en el tono más luminoso y en un material como la madera, en este caso, oscura (está en tendencia ). Espejo de arriba a abajo Con permiso del blanco y la madera, en este recibidor se ha dado paso a un tercer elemento en discordia, que lejos de molestar, añade puntos a la intención funcional y decorativa. Un espejo de arriba a abajo cubre toda la pared y se sitúa tras el mueble volado. De esta manera, se refuerza la sensación de luz y de amplitud sin restar un ápice de funcionalidad al recibidor. El remate visual del papel pintado En este otro ejemplo no nos vamos de las dos bazas ganadoras en estilo como decíamos al principio, pero las completamos magistralmente . ¿Cómo? Con el recurso de un papel pintado en el mismo tono blanco y minimalista (enfatizado en las líneas que cruzan), así como con la incorporación de ciertos puntos de color más llamativos; véase el tapizado de la original butaca. Pocos elementos y bien escogidos. A caballo entre lo rústico y lo contemporáneo Vanguardia y guiño al pasado . Colores en calma y destello que destila intensidad y pasión. Este recibidor minimalista, natural y luminoso lo tiene todo; por tener tiene hasta una original escultura en rojo de lo más atrevida y moderna. Contraste de lo más especial con la madera y el blanco que siguen manteniendo su liderazgo.