Si quieres tener una “excusa” o que te demos un empujoncito para animarte y tener un buen día... ¡Lo tenemos! Y es que el 20 de junio se celebra el Yellow Day en todo el mundo; pero, quizá, esto no te diga nada hasta que no te contemos qué es considerado el día más feliz del año.
Todo sobre el Yellow Day
No lo decimos nosotros (que, por otro lado, nos encanta que haya un día para gritar a los cuatro vientos la felicidad) sino una fórmula matemática desarrollada por meteorólogos y psicólogos basándose en la llegada del verano, el comienzo de las vacaciones y las temperaturas que van subiendo. Ingredientes que hacen que este día nuestro ánimo esté mucho mejor.
Un día marcado en el calendario en un intenso color amarillo que desde siempre se ha asociado a la luz del sol, a la calidez, a la energía y la vitalidad. Es más, de acuerdo con algunas creencias y tradiciones orientales, el amarillo también es el color del lujo, el oro y la sabiduría. Es por eso que el Yellow Day es, sin duda, el día más feliz del año.
Hábitos para ser felices (o al menos intentarlo)
No es obligatorio que este día estemos sonriendo sin parar, nada nos afecte y no tengamos un mal día. No hay que forzar las cosas, pero al menos sí que podemos hacer algo por nosotros mismos (somos en muchas ocasiones los verdaderos responsables de nuestra felicidad personal) en forma de hábitos o rutinas que pueden hacer que ese día (y el resto del calendario) sea mucho más llevadero y feliz.
De esto saben mucho en la revista National Geographic que, desde hace años, se han dedicado con sus viajes e inspiración a servirnos de base para poder hablar de los hábitos de las personas más felices. El secreto está al alcance de todos y se basa en el disfrute, el lograr la satisfacción personal y en estar enfocados en un propósito que contribuya a esa felicidad. Una máxima que, además, podemos llevar a cabo en nuestra casa con estos hábitos que seguro siguen las personas más felices. ¡Toma nota!
Disfrutar limpiando y ordenando tu casa
Quítate de la mente la idea errónea de que el disfrute es algo que solo da placer, ya que esta afirmación no es del todo correcto. Es más, buscar constantemente actividades, hábitos o experiencias solo por el mero hecho de ser placenteras a la larga no nos da la felicidad. Por eso, mejor centrarse en cosas del día a día, sencillas y hábitos con los que sentir paz mental y felicidad. Y por ejemplo, una casa que respire a limpio, a orden, a organización y donde todo esté en su sitio y sin caos tiene mucho que decir para ser felices.
No, la cosa no es convertirnos en unos obsesos de la limpieza, pero sí seguir unas rutinas diarias con lo que será más sencillo ver cómo tu casa está ordenada, todo está en su sitio y no te genera estrés o ansiedad ver todo sucio, descolocado o perder el tiempo buscar una cosa que necesitas en el último segundo. La felicidad es saber en todo momento el lugar de cada cosa.
La satisfacción en tu día a día
Ya sea decorando el cuarto de tus hijos pequeños, pintando el pasillo para que gane en luz y belleza o disfrutando de una sencilla tarde de lectura en tu terraza preciosamente decorada. La felicidad la puedes encontrar en tu propia casa y en actividades, gestos y hábitos de lo más sencillos y que te darán una gran satisfacción personal y familiar.
Una satisfacción que viene en forma de alegría y recompensa, por ejemplo, cuando has estado toda la mañana cocinando para tu familia y amigos. El esfuerzo que te ha supuesto estar tantas horas ante los fogones te verá compensando con la satisfacción de ver a todos disfrutar en tu casa. Esto es la verdadera felicidad.
Tu casa: tu propósito de felicidad
Y junto al disfrute y la satisfacción, contar con un propósito en mente es la otra pieza perfecta de este triangular de felicidad que puedes mantener más allá de la celebración del Yellow Day. El propósito se trata de hacer algo con un objetivo o con una meta y, si lo trasladamos a nuestro hogar, decorar este con piezas únicas que nos gustan para crear nuestro estilo particular es un propósito perfectamente válido.
No solo se trata de colocar en una estancia muebles o accesorios decorativos para vestir habitaciones, que no queden desnudas y que cumplan con su cometido funcional y práctico. El interiorismo de un hogar es un propósito perfecto para encontrar tu espacio, tener tu refugio a tu imagen y semejanza y, de esta manera, ser más felices (o al menos intentarlo).