Alegre, divertida y con oferta para todos los gustos y objetivos, así es Oslo. Siempre hay una buena excusa para visitar la capital de Noruega y el precioso a la par que histórico hotel Amerikalinjen es una de ellas, y una de muy buena. Una propiedad centenaria que ha sido transformado en un vibrante boutique hotel en el corazón de la villa. Un lugar donde descansar, disfrutar de espectáculos de jazz, comer muy (pero que muy) bien, contemplar arte, descubrir historia y muchísimo más. ¿Será tu próximo destino? Sigue leyendo para descubrir porqué sí debería serlo.

Foto: Amerikalinjen
Hablemos de historia y diseño
Lo que hoy en día es un precioso hotel boutique en el corazón de Oslo, la vibrante capital de Noruega, era hace muchos años un majestuoso edificio neobarroco que abrió sus puertas en 1919 como sede de Norwegian America Line, una antigua compañía de carga y transatlánticos. Un lugar muy emblemático que tras una enorme reinvención se ha convertido en un elegante hotel que recibe a viajeros de todo el mundo, pero sigue manteniendo su esencia que tanto lo caracteriza: el estilo de Amerikalinjen evoca la cultura estadounidense, en particular la gran era del jazz y el glamour del viejo Hollywood y su nombre proviene de la línea naviera que navegaba a Nueva York y transportaba a emigrantes noruegos a Estados Unidos.
Cien años después este emblemático edificio ha renacido como un vibrante hotel boutique de primer nivel que mezcla historia -suelos de parqué, techos texturizados y toques de mármol- con modernismo -impresionantes lámparas del diseñador noruego Birger Dahl y Hadeland Glassverk- para ser el lugar que invita a visitantes de todo el mundo a establecerse en Oslo y descubrir lo que Noruega tiene para ofrecer, celebrando así la conexión entre ambas ciudades.

Foto: Amerikalinjen
Dormir en el corazón de la ciudad
La extraordinaria ubicación del hotel en el centro de la ciudad, hace que las vistas desde sus dormitorios y suites sean siempre un placer. Espacios que reflejan la identidad de Amerikalinjen, con una combinación ecléctica de confort moderno, clásicos del diseño noruego y una rica historia. Las habitaciones abarcan diferentes categorías para satisfacer a todo tipo de visitante -desde la standard, superior, deluxe, fortuna suites y triton suite-: todas con un mismo diseño pero disidentes en cuanto espacio y comodidades.
Desayunos de ensueño
Hace más de un siglo en el mismo espacio donde los huéspedes desayunan todas las mañanas en un buffet que no le falta de nada, era donde cientos de noruegos esperaban su turno para zarpar a bordo de los barcos de la Norwegian Cruise Line. Hoy en día es el Atlas Café, uno de los espacios gastronómicos del hotel, donde se sirven desayunos abundantes, variados y saludables bajo la supervisión del chef ejecutivo Steffen Hansenm.

Foto: Amerikalinjen
Panes y bollos recién horneados, granolas caseras, mermeladas artesanales, yogures orgánicos, pancakes y bagels, pastramis, rosbifs y quesos procedentes de algunas de las granjas ecológicas más interesantes del país, como Rød Kjerringøy, Rueslåtten o Kjerringøy, salmón, zumos naturales y muchísimo más. Pero la aventura en Atlas no termina por la mañana, la cafetería se transforma en una brasería que sirve comidas y cenas todos los días con un menú inspirado en la curiosidad y el espíritu viajero de sus antepasados. Un placer disfrutarlos durante los meses más cálidos, ya que el restaurante abre sus paredes e instala mesas en su patio cubierto y frente al hotel con vistas a la plaza.
Para conquistar todos los paladares
El elegante Pier 42, llamado así por un famoso local de moda de Manhattan, es el lugar perfecto para disfrutar de una copa después de un día sin parar recorriendo la ciudad. La ecléctica carta de cócteles combina ingredientes y sabores de Noruega y Nueva York, presentándolos en formato líquido. El bar se encuentra a pocos pasos del lobby y cuenta con grandes ventanales con vistas a la ciudad.

Foto: Amerikalinjen
Y para los amantes del Jazz, Amerikalinjen también tiene oferta para ellos. Gustav -que debe su nombre al fundador de Amerikalinken- es el íntimo club inspirado en la escena jazzística neoyorquina ubicado en la planta baja del hotel. Con escenario, sistemas de iluminación y sonido de última generación, cocina y comedor, Gustav puede albergar una gran variedad de eventos y preparativos y recibe tanto a huéspedes como locales y visitantes.

Foto: Amerikalinjen
La aventura sigue en The Little Bakery, el espacio de los bagels, nunca mejor dicho. El bagel, traído a Nueva York por inmigrantes polacos, es hoy uno de los pilares de la escena culinaria de la Gran Manzana y en The Little Bakery en Amerikalinjen se elaboran de muchos sabores. Disfrutar de una degustación de ellos con untables es una experiencia obligatoria durante una visita en la propiedad.
Y la escena gastronómica termina en Haven, la cafetería ubicada en un elegante patio cubierto adornado con plantas e iluminado con luz natural. Un oasis verde, con plantas frescas y verdes y azulejos amarillos originales en las paredes, que también funciona como sala de exposición permanente del diseñador local Eikund.
...¡y mucho más!
Amerikalinjen también cuenta con un gimnasio equipado con todo para sesiones de entrenamiento para todos los niveles y abierto las 24 horas: zonas de pesas, cardio, yoga, pilates y mucho más. A ello se le agrega duchas de lluvia, sauna finlandesa y camas de mosaico con calefacción. Un auténtico paraíso.