A la hora de diseñar cualquier ambiente de nuestro hogar, es fundamental considerar qué muebles van a colocarse y el tamaño que estos tendrán, especialmente, en el dormitorio. La cama que elijamos —desde una individual de 80 x 190/200 cm hasta una king size que llega a los 200 x 200 cm— convivirá con otros elementos como el armario o la mesita de noche. Partiendo de que la normativa urbanística establece que un dormitorio de uso individual debe tener al menos 9 m², y 12 m² si se duerme en pareja, hay diversos aspectos a tener en cuenta. Te contamos.

Qué tener en cuenta al organizar los elementos de un dormitorio

En primer lugar, la posición de la cama: si se comparte, suele acomodarse con el cabecero pegado a una de las paredes y centrada en la habitación, dejando una holgura mínima de 70 cm —no solo con las paredes, sino también con el resto del mobiliario— para facilitar el paso y el acceso; si únicamente duerme una persona y la cama está pegada a una de las paredes, también es necesario dejar esos 70 cm en el frontal y el lateral.

Del mismo modo, según la misma normativa, cualquier dormitorio debe contar con una ventana para facilitar la ventilación y la entrada de luz natural. Aunque algunas personas prefieren colocar la cama debajo de la ventana por razones meramente decorativas, es preferible no hacerlo, ya que térmica y acústicamente no aísla igual de bien que una fachada.

7 ideas para una distribución correcta y sensata del dormitorio 

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Armario empotrado gris
Catherine Scoffoni

Integración en la pared

Independientemente de que optes por un armario ropero, a medida, empotrado –al ser 100% personalizado y poder realizarse de suelo a techo, superando los 230-250 cm de altura convencional, se trata de una pieza única– o modular –sus elementos prefabricados posibilitan crear múltiples composiciones–, hay una serie de dimensiones básicas imprescindibles. Por ejemplo, su fondo: menos de 60 cm imposibilita colgar perchas estándares. En lo que respecta a las puertas, si son abatibles, cada una de ellas debe tener un ancho de unos 50 cm, y entre 75 cm y 1 metro si son correderas.

Armario con vestidor
IKEA

Armario con vestidor

Contar con modelos de barras abatibles y baldas ajustables en altura, asimismo, permite zonificar y organizar el interior del mueble según nuestras necesidades: aunque es una ventaja innata de los hechos a medida, cada vez son más los roperos tradicionales que incorporan esta prestación de fábrica. Si, en vez de un armario, tienes la posibilidad de incorporar un vestidor, ya sea en el mismo dormitorio o en una habitación especial habilitada para ese fin, piensa, en primer lugar, en su configuración. Para proyectar uno en forma de U, por lo general, se necesitan 10 m2, pero se puede diseñar fácilmente uno en paralelo con 5 m2 y en línea con apenas 4 m2.

Dormitorio con cabecero de ratán y mesita de noche de madera
El Corte Inglés

El mueble que no puede faltar

En ningún dormitorio debería faltar una mesita de noche. Ya sea de fibras naturales, metálica o con frentes de madera, sitúala a una altura de entre 5 y 10 cm por debajo del colchón para evitar posibles golpes y tener a mano lo que deposites en su sobre sin necesidad de incorporarte. Los modelos suspendidos son perfectos para estancias pequeñas, pero si tienes suficiente superficie, elige uno con cajones o baldas, ya que te ofrecerá un extra de almacenaje.

En cuanto al cabecero, no es imprescindible: si la habitación es reducida o tiene el techo bajo, puedes prescindir de él. Los de madera, ratán o rejilla aportan un plus de calidez, mientras que los tapizados, como el tipo capitoné, destacan por su mullido acolchado. Para estos últimos, decántate por tejidos antialergénicos, lavables y resistentes al roce, como linos, algodones, ante o terciopelos, en tonos oscuros: los colores claros tienden a ensuciarse con mayor facilidad.

Dormitorio de revista iluminacio´n planificada
Carla Capdevila Interiorismo: Directora Creativa

Mantén el orden

Armarios aparte, existen muchos otros recursos que ayudan a mantener la organización. Las camas con canapé abatible son una opción excelente, funcionando como un armario horizontal que permite guardar ropa fuera de temporada y artículos voluminosos como maletas, mantas, edredones…, manteniendo el entorno despejado. Incorporar muebles auxiliares como una cómoda o un zapatero exento resulta muy útil para organizar la ropa y el calzado, además de aportar estilo y funcionalidad.

También son pra´cticas otras opciones como baúles y pufs con capacidad de almacenaje, que suman valor decorativo al conjunto y facilitan el acceso a los objetos guardados.

Lo mismo puede decirse de los muebles descalzadores: perfectos para colocar mantas, cojines o libros, conviene elegir uno cuya longitud sea igual o menor a la base de la cama y con poca profundidad para no obstruir el paso. Conjugando estos elementos de manera adecuada, se consigue transformar la habitacio´n en un lugar au´n ma´s funcional, acogedor y visualmente armonioso.

Salón con madera rojiza y sillón blanco
Giorgetti

Espacio muy práctico

Aunque su cometido principal es proporcionar un descanso reparador, un dormitorio puede transformarse en un entorno multifuncional si el espacio lo admite. Con el auge del teletrabajo, muchas personas optan por convertirlo en su propio despacho. Para ello, es fundamental contar con un escritorio de al menos 100 cm de ancho y 80 cm de profundidad, especialmente si se realizarán tareas manuales, además de usar el ordenador.

Otra opción es dedicar un área a la lectura, equipada con un sillón confortable y una lámpara que ofrezca luz cálida, con una temperatura de color entre 2.700 y 3.000 K, para crear un ambiente acogedor. También puedes establecer una zona de tocador con un espejo y una consola con cajones para organizar productos de belleza y accesorios. Si el tamaño es suficiente, considera además agregar un rincón para gimnasia o yoga con el equipo básico para hacer ejercicio en casa.

Dormitorio Cama TAYLA y alfombra MILLA y puerta como cabecero
Westwing

Añade colores modernos

Para crear un entorno propicio para el descanso, considera utilizar colores neutros y claros en las paredes, como gris suave, beige o crema, que aportan serenidad y amplitud, reflejan la luz natural y contribuyen a una atmósfera tranquila. Los verdes y azules suaves, al evocar a la naturaleza, también ofrecen una sensación relajante. El blanco, aunque versátil y adaptable a cualquier estilo, puede resultar frío si no se combina con otros tonos.

Aquí es donde los textiles juegan un papel crucial: al ser fácilmente cambiables, permiten personalizar la estancia según tu gusto. Los cojines, la ropa de cama y las fundas de edredón en tejidos naturales, como el algodón y el lino, son ideales por su transpirabilidad. En cuanto a las alfombras, las vinílicas, sintéticas y de polipropileno son hipoalergénicas y fáciles de mantener, mientras que las de lana son perfectas para el invierno y las de algodón o fibras naturales para el calor. Colocar una alfombra a ambos lados de la cama o que cubra la mitad inferior, sobresaliendo 40-50 cm, es efectivo en dormitorios de pocos metros; los modelos XXL, que cubren casi todo el suelo como si fuera una moqueta, solo son apropiados para habitaciones grandes.

Dormitorio de la espectacular Penthouse de Thompson Madrid donde dormir en el cielo.
Foto: Thompson Madrid

Ten en cuenta el colchón 

De poco sirve un dormitorio bien distribuido si se descuida algo elemental: el colchón. Pasamos un promedio de 8 horas diarias durmiendo, lo que equivale a un tercio del día y alrededor de 26 años de nuestra vida. Sobre el papel, la cifra puede sorprender, pero en realidad, el sueño desempeña un papel fundamental en la reparación del tejido celular, la regulación metabólica y del estado de ánimo, las funciones inmunológicas adaptativas y el almacenamiento en la memoria de todo lo que hemos aprendido durante el día.

Aunque el colchón no cuenta con una fecha de caducidad, no hay que esperar a que se deforme o provoque molestias para adquirir uno nuevo: hay que renovarlo cada 8 o 10 años. Siendo conscientes de la amplia oferta disponible en el mercado, tómate tu tiempo antes de comprarlo. De hecho, lo ideal es que te acerques a una tienda física y lo pruebes con ropa cómoda y holgada para comprobar si te gusta su firmeza, dependiendo de cómo suelas descansar: si lo haces boca arriba, es mejor uno rígido; boca abajo, más blando; y de lado, uno de rigidez media. Claro está, no es lo mismo dormir solo que en pareja.

dormitorio
Foto: Nexia

 

En algunos casos es aconsejable la independencia de lechos; es decir, que el colchón absorba el movimiento de quien tienda a moverse mucho o si el peso de ambos difiere en exceso. En este sentido, y dadas sus propiedades, tanto los de muelles ensacados como los de espuma viscoelástica son una buena opción, aunque también existen los denominados colchones gemelos: pensados para bases articuladas, se trata de dos colchones individuales que se ajustan en tamaño a la medida de una cama de matrimonio y que van unidos con una cremallera especial que simula uno solo. La base también importa: mientras que los somieres de láminas funcionan bien en los de espuma, viscoelástica y látex, ya que proporcionan ventilación y flexibilidad, los de muelles requieren bases más sólidas.