Pobres radiadores: ellos siempre dándonos todo el calor del mundo para sentirnos a gusto en casa y nosotros siempre tratando de esconderlos de una forma u otra. No es que sean feos, simplemente son incómodos de mirar, y reconozcámoslo: no mola nada tener un salón precioso pensado y repensado al milímetro, con tus obras de arte o tu paleta perfecta de colores, y que de pronto la vista se te vaya a esa pieza que te saca tan rápido de tu idílica decoración, pero que al mismo tiempo es tan -tan- necesaria. Algunos desisten y los dejan a la vista, otros buscamos todas las formas habidas y por haber para esconderlos o, al menos, taparlos un poquito. Existen trucos muy originales, así que lee con atención: te chivamos 10 ideas para disimular (o esconder) los radiadores de tu casa.