Estas propuestas demuestran dos cosas: quien tiene un balcón, tiene un tesoro y, digan lo que digan, el tamaño no importa. Convertidos en objeto de deseo, como una forma de escapar de la ciudad sin salir de casa, estos ocho ejemplos son, además, por su singular arquitectura, tan atrevidos y espectaculares como prácticos y sostenibles.
Todos tienen en común el deseo de restablecer el equilibrio entre los espacios edificados y el entorno que los rodea, gracias a un diseño que por provocativo, sostenible y ‘verde’ difumina los límites entre ambos. Para lograr filtrar 'sin molestar' apuestan por las formas naturales y curvas, materiales como la madera, los colores que conectan con la naturaleza, como verdes, marrones o azules, o la incorporación de plantas y vegetación.