A pesar de ser (re)conocido ante todo como diseñador gráfico, Óscar Mariné ha proyectado de todo –y todo sobresalientemente– a lo largo de su carrera: imagen y estrategia de marca, museografía y exposiciones e incluso interiores. Además de ser experto tipógrafo, ilustrador y artista. En realidad es la navaja multiusos de nuestro diseño, y un comunicador total cuya obra ha sido celebrada a lo largo y ancho del globo.
Basta con citar una mínima porción de sus ilustres clientes –de Sir Norman Foster a Pedro Almodóvar, de Camper a Loewe o de Vista Alegre a Swatch– para tener una medida aproximada de su talento.