La clienta le pidió que terminara la reforma integral de su nuevo apartamento en Nueva York "lo antes posible" y así fue. El diseñador de interiores, Anthony Gianacakos, consiguió que ella se mudara con sus tres hijos tan solo tres meses después de haberlo visto por primera vez. "Tenía un plazo muy ajustado, así que no quise decepcionarla", comenta.
El edificio se construyó en 2012, pero la decoración existente era muy anticuada y poco fresca, con espacios oscuros y nada acogedores, y el objetivo era iluminarlo todo y añadir textura y color, incluso derribando algunas paredes, porque la propietaria quería una casa más grande para su familia.
Prioridad al color, las texturas y las obras de arte
Siguiendo el estilo que caracteriza sus proyectos, Anthony tenía claro el objetivo: un interior sofisticado, atrevido y colorido. Y aunque reconoce que no a todos los clientes "les gustan las cantidades locas de color, encontramos maneras de aportarlo, así como con capas de texturas para crear espacios acogedores", explica el diseñador de interiores, cuyo estudio -Anthony George Home- está ubicado en la misma ciudad de Nueva York.
A su favor tenía la gran colección de arte que aportaba la propietaria y que, obviamente, iba a hacer destacar en los espacios. Uno de los artistas es Manolo Valdés, de quien destaca precisamente su uso del color y la textura, por eso "queríamos que sus obras estuvieran en primera fila en las estancias principales", como es el caso del comedor.
Las otras obras de arte de esta colección particular presumen de autores como Haruri Murakami, Marilyn Minter, Jeppe Hein, Chris Fallows y Bert Stern. La elección de su disposición en los diferentes espacios se basa en el equilibro de sus piezas, aportando al interiorismo del proyecto una personalidad moderna, atrevida y ecléctica.
Una transformación cautivadora en las alturas
La propietaria se fue enamorando cada vez más del trabajo de Gianacakos conforme el apartamento se iba transformando, ya que tal como ella lo adquirió no era ni de su estilo ni de sus gustos, de ahí que solicitara que la reforma fuera completa. El diseño moderno del interiorista la tenía cautivada y al finalizar el proyecto confesó a su autor que era como tener "un castillo en el cielo".
De hecho, el apartamento es un dúplex situado en la última planta del edificio y, además de las increíbles vistas a Nueva York, por su ubicación elevada, no tienes la sensación de vivir en dicha ciudad, caracterizada por ser ruidosa, más bien al contrario, "este apartamento es como estar colgado tranquilamente de las nubes", describe el diseñador de interiores.
La importancia de escuchar al cliente
Y si la clienta está muy orgullosa del trabajo realizado por el estudio, al revés, la admiración ha sido mutua porque, según Gianacakos, trabajar con esta clienta "ha sido un sueño. Ha confiado en mi capacidad para crear un hermoso hogar y en mi estilo profesional, siendo capaz de contar su historia a través de mi ojo creativo".
También es cierto que, como profesional del interiorismo, sabe que el principal trabajo se basa en escuchar al cliente. Reconoce que aunque se tengan ideas y opiniones sobre cómo debería diseñarse un espacio, éste es muy personal y es el cliente quien debe expresar los deseos de cómo quiere vivir en él.
"El diseño no tiene que ver con el ego como diseñador de interiores, sino con escuchar al cliente y ofrecerle un espacio bonito" _ Anthony Gianacakos