Como interiorista, si te viene un cliente y te hace saber que los colores oscuros con los que viste habitualmente son también los preferidos para los espacios de su casa, tienes que asumir que el proyecto de interiorismo solicitado, de entrada, se presenta, cuanto menos, como un auténtico reto. Y más si encima te plantea que quiere la casa para relajarse después de sus largos viajes de negocios por el mundo. ¿Relax? ¿Tonos oscuros? Parece contradictorio, pero no lo es.
El planteamiento de Svetlana Herzen fue darle la vuelta y hacer que el concepto de diseño del proyecto se basara en enfatizar la paleta brillante y luminosa que ofrecen las vistas de Moscú desde las ventanas de la vivienda, con su estado de ánimo cambiante (amaneceres, atardeceres, la noche urbana...), y convertir el interior en el marco dentro del cual se desarrolla la vida de una gran ciudad, un lugar de mucho poder en apenas 65 metros cuadrados.
Para ello, y aprovechando la luz natural que entra, se determinó la paleta cromática predominante con tonos mates naturales de negros y marrones oscuros. Y para resaltar las transiciones y los efectos lumínicos de dicha luz, se utilizó una variedad de grises y negros complejos, así como varias texturas que crean capas y hacen vibrar el ambiente. Un ambiente planteado a modo de loft, porque el cliente solicitó una distribución lo más abierta posible, con un mínimo de paredes.
"El resultado es un interiorismo sobrio, absolutamente natural y tranquilo, interesante e inusual, con un diseño meticuloso, pureza de ejecución y una cuidadosa selección de objetos y obras de arte", explica la interiorista rusa. Desarrollado desde cero con un diseño circular y espacios multifuncionales, en la vivienda no existen muebles de serie y prácticamente todos se han fabricado por artesanos especialistas siguiendo los bocetos de la autora del proyecto.