Dejarse aconsejar y guiar por los que más saben en decoración es un acierto asegurado cuando queremos vestir o reformar una parte de nuestra casa y no nos conformamos con cualquier resultado. Queremos que quede bien, estético, armónico, funcional… O dicho de otro modo, un acabado de revista hecho por el mejor profesional en interiorismo. Con esta máxima, recuperamos una reflexión que compartió con la revista Interiores en una entrevista la arquitecta Lourdes Martínez Nietoa la hora de integrar cocina y salón en un mismo espacio abierto.
Toda una experta titulada por la ETSAM, que ha trabajado en Londres para estudios tan conocidos como Foster + Partners y que da la clave (evitando un error que muchas veces pasa desapercibido) para que una cocina abierta encaje en la zona de día. Y es que esta es la mejor opción cuando se tiene una vivienda de pocos metros cuadrados o con poca luz: nada que no resuelva una cocina sin barrera física alguna ni delimitación con el salón continuo y donde la sensación de amplitud campe a sus anchas.
Un error que se ve mirando hacia abajo
Pero, para evitarlo, la primera regla de oro es evitar un error que es bastante común en estos casos y que nos lleva a pensar más en una parte funcional; esto es, poner un suelo distinto para la cocina y otro para el salón. Mal hecho, como nos dice Lourdes Martínez Nieto, que nos aconseja que el solado de esta estancia abierta sea igual a ambos lados para evitar que haya una diferenciación de suelos y una delimitación visual (e inconsciente) de cada ambiente.
"En el estudio consideramos esencial que el solado sea continuo, evitando siempre la diferenciación de suelos" Lourdes Martínez Nieto
Los ejemplos que veremos a continuación seguro que son del gusto de una arquitecta y profesional como Lourdes, ya que captan la idea que nos traslada para mantener la continuidad visual a nuestros pies y, de esta forma, potenciar el espacio y conseguir que este sea más diáfano.
5 ejemplos de cocinas abiertas