Bodil Kjaer, ¿te suena? Ella es arquitecta y representa, a sus más de 90 años, esa generación de mujeres que tuvieron éxito, sí, pero que no tuvieron en vida un reconocimiento público. Kjaer dio clase de arquitectura en las universidades más prestigiosas de Inglaterra y Estados Unidos, tiene un largo listado de muebles icónicos que se siguen produciendo. Pero, aun así, nadie conoce su nombre.
La batalla de las mujeres por ser visibles
La visibilidad de las mujeres en la arquitectura y el diseño —como en /tantas otras disciplinas, por no decir todas— ha supuesto una batalla constante contra la oficialidad androcéntrica a lo largo de la historia. Sin importar sus méritos ni sus aportaciones, por mucho que contribuyeran de manera esencial al desarrollo de ambas especialidades, a menudo enfrentándose y superando desafíos tan significativos como los de sus contrapartes masculinas, además de la impuesta penalización genérica.
Y, así, incluso a inmensas creadoras como Lina Bo Bardi, Charlotte Perriand, Eileen Gray o Zaha Hadid les costó sacar su trabajo de las sombras a las que el de sus colegas condenaban. Bodil Kjaer (Hatting, Dinamarca, 1932) no es ni mucho menos una excepción, por mucho que ella se demuestre alérgica a la queja: "Puede que fuera siempre una mujer entre 75 hombres, sí, pero cuando quise hacer algo simplemente lo hice". Afirmó la arquitecta.

Foto: Carl Hansen & Son
La historia de Bodil Kjaer
Nacida en el seno de una familia de granjeros muy apegada a la tierra de Jutlandia -su granja data del siglo xv-, Kjaer tuvo claro desde niña que aquel rincón de Dinamarca se le quedaba pequeño. Además, y pese a que entonces apenas había mujeres estudiantes de la disciplina, estaba decidida a convertirse en arquitecta. Con el apoyo incondicional de su padre, al terminar la escuela, se marchó a Inglaterra para cumplir su sueño. Regresaría a su país solo un año más tarde, pero de ningún modo se rindió.
Estudió en la Escuela Técnica Superior de Frederiksberg y la Escuela de Diseño de Interiores de Copenhague, donde tendría de profesores a Finn Juhl, Kaare Klint y Jorgen Ditzel. En 1960, tras un año becada en Estados Unidos, regresó a Dinamarca e inauguró su propio estudio de diseño en la capital. Pero todavía ansiaba convertirse en arquitecta, y volvería a Londres para conseguirlo, licenciándose en el Royal College of Art. Y después trabajaría —y enseñaría— durante décadas en Inglaterra y Estados Unidos.
"A PESAR DE QUE AHORA SE REEDITEN MIS PIEZAS, NO SOY DISEÑADORA DE MOBILIARIO SINO DE AMBIENTES"

The Desk, catalogado como "el más bello del mundo" (editado en la actualidad por Karakter).
Foto: Karakter
"El escritorio más bonito del mundo"
Hoy, firmas de la talla de Cassina, 1 1 S Carl Hansen & Son, Holmegaard, Fritz Hansen y Karakter recuperan piezas suyas que el tiempo ha convertido en iconos del diseño contemporáneo, como The Desk, "el escritorio más bello del mundo", inmortalizado por su aparición en varias cintas de la saga de James Bond; la unidad de servicio auxiliar Serving Cart; la mesa CrossPlex o los asientos High Chair y Principal Chair, entre otros.

Foto: Foto: Suite NY and Greenbaum Standing
Ahora, de nuevo, la última palabra es suya: "A pesar de que ahora se reediten mis piezas, no soy diseñadora de mobiliario, sino de ambientes. Además, siempre he pretendido que mis objetos tuvieran el mismo lenguaje visual que los edificios e interiores". El carácter es destino.
Por un futuro —y un presente— de mujeres reconocidas por su talento, esfuerzo y dedicación.