Seguimos la construcción y decoración de su primera casa en Madrid. Más tarde el segundo hogar al que se mudaron y en el que hoy vive la influencer María Pombo junto a su marido Pablo Castellano y los dos hijos de ambos, Martín y la pequeña Vega. Una vivienda en Madrid que disfrutan al máximo, pero que dejan siempre que pueden para escaparse a su paraíso de calma en el norte, en Cantabria.
Y es que no es ningún secreto el cariño que toda la familia Pombo (también los padres y hermanas de María) tienen a esta bella tierra de prados verdes asomados al mar. Por eso, la joven influencer siempre soñó con tener una casa donde despertarse por las mañanas con preciosas vistas desde su cama. Un sueño que ahora es toda una realidad con su nuevo oasis en la localidad de Galizano.
Solo con ver las fotos que María Pombo comparte en su perfil de Instagram uno se enamora de esta construcción de planta única, aires totalmente rústicos y un estilo perfectamente escogido donde la madera, los materiales nobles, los colores del campo y los muebles vintage son la esencia misma de un hogar sencillamente precioso. Una casa luminosa, amplia y con grandes ventanales que resguardan la sensación de paz y tranquilidad que nuestra protagonista siempre ha buscado.
COMEDOR INFORMAL Y RÚSTICO EN LA COCINA
Si hemos de destacar una estancia (ha sido complicado lo reconocemos) esa es la cocina. Con salida directa al inmenso jardín de la casa, se encuentra en un espacio de suelos de barro y techo abuhardillado con coquetas ventanas de pequeño tamaño para que entren los primeros rayos de la mañana. Una estancia con aires tradicionales, artesanales y vintage (como la cocina de obra, la nevera de décadas pasadas, los fuegos de antes, la pila antigua como fregadero y la mesa de madera en el centro). Solo se ha roto dicha armonía con unas especiales sillas altas tapizadas en vichy como toque algo más "moderno".
EL MANTEL PARA PONER LA MESA COMO MARIA POMBO
Y para acompañar a esta puesta en escena en mitad del campo cántabro, nada como disponer una mesa con el mismo hilo conductor con tintes rústicos. Y aquí nos hemos fijado en los manteles individuales de María y que son idénticos a estos de Zara Home; un precioso modelo en algodón acolchado con borde redondeado y en un delicado tono azul para vestir los desayunos en familia.
Nada de manteles para esta mesa que se merece ser contemplada. Además, el optar por estos pequeños textiles nos ofrece más versatilidad a la hora de vestir una mesa. Y desde un punto de vista más funcional, facilitan la tarea de poner y recoger entre todos, se adaptan al número de comensales que haya en cada comida y es más fácil lavarlos y plancharlos (aparte de que, guardados, ocupan menos sitio en un cajón que un mantel de grandes dimensiones).
LA MESA PERFECTA
Pero, no solo hemos fichado en Zara Home estos manteles individuales para decorar con estilo la mesa de la cocina. El combo perfecto (con un 10 en interiorismo) incluye taza, vaso, cesta para el pan y caja para guardar servilletas.
Si no eres mucho de café te encantará (como a María) el toque que da una taza de té con plato elaborado en porcelana bone china con un diseño liso; elegancia clásica para acompañar a un vaso de vidrio con relieve en color verde para dar un contraste de color (siempre en tonalidades suaves) con los manteles individuales que marcan la puesta en escena de la bonita mesa.
Al estar en un espacio tan rústico no pueden faltar las fibras naturales y la conocida influencer madrileña lo sabe. Por eso hemos elegido de la misma marca este sencillo y cálido set formado por una cesta cuadrada de seagrass trenzada y con asas para que sea más sencillo llevarla de un lado a otro; es perfecta como elemento decorativo o bien para dejar servilletas o pañuelos de papel.
La otra pieza, con un diseño idéntico, es esta otra cesta trenzada con base redondeada y que nos parece una idea de lo más encantadora para dejar esos bollitos de pan recién hechos por la mañana para un delicioso desayuno. Un desayuno que hasta sabrá diferente en esta cocina de ensueño... en la casa de ensueño en mitad de Cantabria de María Pombo.