La forma de vida actual ha pedido a gritos un cambio en el interior de nuestras casas y el interiorismo le ha escuchado. Los espacios abiertos son la solución a nuestras nuevas necesidades que demandan casas más amplias, que no con más metros, capaces de adaptarse a cada situación sin perder su fuerza.
Este concepto de apertura, ya consolidado en cocinas abiertas al salón, llega ahora más lejos conectando sin miedos ni prejuicios de privacidad el dormitorio con el baño, la cocina con la terraza o el estar con el comedor, la cocina y el recibidor. Aunque no puede evitar detractores, que hablan de los inconvenientes de humos y olores en el caso de cocina y de la complejidad que supone para una pareja con horarios distintos unir vestidor y baño, lo cierto es que cada vez cuenta con más seguidores. ¿En qué grupo estás? Recuerda que siempre hay una solución intermedia mediante tabiques de cristal…
1. Permiten una casa a medida
Como un buen traje. El papel de nuestra casa desde la pandemia ha cambiado, al igual que las familias y la forma de relacionarse. Ante esta situación que contempla el teletrabajo o las familias de menos miembros, los espacios abiertos brindan la oportunidad de adaptarse a cada circunstancia ya que son más flexibles y nos permiten diseñar cada rincón desde el prisma que más nos interese, anteponiendo nuestros deseos y necesidades a las, en ocasiones, estrictas reglas del interiorismo y del propio espacio.
Y esto lleva consigo la incorporación de un mobiliario multifuncional y práctico. Es el momento de los sofás camas ultracómodos, las estanterías con escritorio, las librerías abiertas… Aquí es importante el ‘amueblamiento barrera’, esos elementos que te ayudan a diferenciar las estancias sin acotar, como el uso de pavimentos diferentes o un sofá con el respaldo bajo, por ejemplo, que actúa como tabique.
2. Amplían los metros
Y no solo visuales. Los espacios abiertos ponen fin a los pasillos eternos con efecto tubo que restaban metros y nos dejaban en tinieblas. Ahora o bien se eliminan, se convierten en amplios distribuidores o directamente se incorporan al espacio único sumando sus dimensiones y sus posibilidades en la misma causa. El fin de este condicionante propio de las casas antiguas, lleva consigo el libre recorrido de la luz que ahora no se da de bruces contra un tabique, sino que circula a sus anchas por la vivienda.
3. Estrechan lazos familiares
Al conectar las diferentes estancias de nuestra casa, la vida familiar se apodera de rincones en los que antes tenía prohibida la entrada o, al menos, no estaba preparada. Esto nos permite sacar el máximo partido al hogar desde el punto de vista familiar, ya que, al abrir la cocina al salón, por ejemplo, es fácil que varios miembros de la familia coincidan.
4. Acaban con todas las barreras
Tanto dentro como fuera de casa. Esta tendencia es claramente integradora, por eso busca también la incorporación del exterior al hogar. Así, grandes correderas de cristal se abren para que el jardín pase, muebles de terraza se visten a imagen y semejanza de los dentro o simplemente se difuminan las barreras (y las cortinas) para poder ver y sentir los árboles de la calle.
5. Crean combinaciones que funcionan
Si hay una estancia que hace tiempo que renunció a su aislamiento en la casa esa es la cocina. Convertida en el epicentro de la vida familiar, hoy por hoy es la reina de los hogares actuales. Por eso, su conexión con el salón y el comedor es ya habitual. Otras aperturas que funcionan son la del salón y el comedor, la del estar y el dormitorio, la del salón y el jardín o la del dormitorio con el baño o el vestidor, o de los tres.
Aunque como en todas las modas, la clave del éxito está en adaptar esta tendencia a tus necesidades y forma de vida, no al revés. Así, si tu pareja y tú tenéis horarios diferentes abrir el baño al dormitorio no es la mejor opción. De la misma manera que tirar todos los tabiques de la vivienda no es una buena idea, ya que siempre es necesario contar con espacios ‘privados’ o una habitación de invitados si recibes mucha gente en casa.