Imagina una cocina con paredes amarillas con gotelé, oscura y abarrotada. Así era este espacio de los años 70 situado en Madrid hasta que llegó Nota Estudio @nota_estudio para transformarlo todo y hacer de esta imagen en tu mente algo del pasado. Juliette y Rebeka, las fundadoras del estudio de interiorismo, han conseguido cambiar por completo una estancia hasta entonces más clásica y convencional y hacer de ella un nuevo espacio que mantiene otro diálogo funcional y decorativo.
¿El resultado? Una cocina fresca, luminosa y delicada en una vivienda que forma parte de un edificio construido en la década de los 70 (de ahí el origen de buena parte de su decoración más desfasada) en la zona del Pinar de Chamartín en la capital madrileña. La propietaria, una mujer de 68 años que vive sola con su galgo, lleva viviendo en la casa casi 40 años y nunca había hecho una reforma. Hasta ahora.
Con este cambio se ha logrado que, de cocina obsoleta y out en lo que a interiorismo se refiere, se pase a una cocina luminosa, tranquila y actualizada con espacios en coherencia. Justo lo que quería la propietaria. “Nos encontramos con un espacio marchito que, a través del diseño, hemos cuidado para que florezca”, explica Juliette, al tiempo que nos cuenta que este proyecto también es un fiel reflejo de su filosofía de trabajo al renovar un espacio. "Apostamos por una decoración que no solo sea una recreación bella de lo que se ve y lo cotidiano, sino que establezca un vínculo con la persona que habita este espacio".
Una cocina: un lienzo en blanco
Rebeka y Juliette han llevado a cabo este proyecto seleccionando con mimo la decoración y diseñando el mobiliario, la iluminación y hasta el más mínimo detalle para crear un espacio que perdurará en el tiempo. “Nuestro objetivo es encontrar en cada cliente su propia identidad y esencia. Para nosotras cada proyecto es un lienzo en blanco”, nos comentan las diseñadoras acerca de esta reforma completa de 35 m² donde ahora hay cabida para una cocina, una lavandería y una despensa.
El punto de partida de la reforma
Para llevar a cabo esta renovación, el punto de partida fue una distribución obsoleta con barreras visuales y donde reinaba la oscuridad. Paredes pintadas en amarillo albero, muy poco almacenaje y un aseo utilizado casi más como trastero. Nada funcional ni atractivo decorativamente hablando.
Con el nuevo diseño se ha dado respuesta a los hábitos y gustos de la clienta y se ha creado un nuevo concepto de cocina que gira alrededor de la que es la flor preferida de la propietaria, el jazmín. Las sensaciones que transmite este elemento de la naturaleza se ven proyectadas en forma de notas de frescura, luminosidad y delicadeza. Hasta los colores elegidos (un verde suave y beige) contribuyen al mismo efecto.
Solo hay un detalle que se ha mantenido de la vieja cocina para integrarlo en la decoración del nuevo espacio. A modo de homenaje al mobiliario antiguo de la propietaria, se han dejado sus sillas de enea que han sido restauradas. El resto del mobiliario y la iluminación se escogió meticulosamente para que todo tuviese el mismo lenguaje de calidez.
Detalles para aprovechar el espacio
El resultado de esta reforma de Nota Estudio es un espacio en equilibrio entre lo nuevo y lo antiguo, entre los recuerdos creados y los que quedan por vivir. Y todo ello sin olvidarse de la practicidad en este tipo de espacios. Aparte de decoración, en este proyecto se han añadido detalles funcionales y versátiles que resultan perfectos en espacios tan reducidos.
Soluciones que pasan por la unión de la cocina con el antiguo pasillo principal de la vivienda para dar más amplitud; la elección de puertas correderas para ocultar una despensa de lo más práctica; la cantidad de armarios que hay arriba y abajo de la cocina y que suplen una necesidad que tenía la dueña y hasta la creación en un mismo espacio de un pequeño lavabo con la zona de lavandería.