Quien más, quien menos, ha soñado con vivir en una buhardilla alguna vez. Ese encanto de los techos inclinados, ver el cielo desde la ventana y sentirse como en un nidito que te arropa, es una experiencia que parece, a priori, estupenda.
Pero, ¿lo es? Pues como todo en la vida, tiene sus ventajas y sus desventajas. Por un lado, es muy original vivir en una casa con buhardilla, pero también es necesario que la casa incluya aire acondicionado y calefacción, ya que estás mucho más expuesto a las condiciones climáticas.
Eso sí, las posibilidades de decoración tan únicas que tienen las buhardillas no las tienen muchos más pisos, entre ellas los techos inclinados, las vigas de madera y los grandes ventanales que miran al cielo. Partes únicas de este tipo de estancias que cuesta encontrar en muchos edificios.
Lo que está claro es que vivir o no en una casa con buhardilla o hacerlo, directamente, en una buhardilla, tiene sus pros y sus contras. Y es importante que los tengas en cuenta para evitar sorpresas y que hagas una buena inversión.
Ventajas
- Luz natural. Está claro que, al estar arriba del todo, las buhardillas reciben luz directa y por lo tanto natural, por lo que una buena iluminación está garantizada, lo que produce además una sensación de calidez encantadora.
- Inversión. Las buhardillas son un bien inmueble muy preciado. En muchos casos llegan a tener precios más elevados que un piso normal. Esto hace que, si un día decides irte, tendrás una venta rápida asegurada.
- Privado y tranquilo. Vivir arriba del todo tiene la ventaja de que los ruidos de la calle son casi imperceptibles. Tampoco estás al alcance de la vista de la gente y seguramente no haya edificios cerca enfrente, por lo que tampoco de los vecinos.
- Un exterior de película. Si bien es cierto que no todas las buhardillas poseen terraza, las que tienen son una delicia porque entonces se disfruta de la altura al completo, dando incluso la posibilidad de decorar con plantas y flores esa maravillosa estancia.
- Las vistas. Lo que decíamos al principio, es un lugar privilegiado y eso siempre ofrece unas perspectivas diferentes y probablemente bonitas de la ciudad donde vivamos. Por la noche, si hay estrellas, es el lugar perfecto para mirarlas y organizar una cena romántica en el salón.
- Una decoración diferente. La inclinación de los techos y que sea una parte probablemente antigua del edificio, hace que exista la posibilidad de que tenga elementos originales de obra como vigas o maderas, algo que, desde luego, le otorga un encanto especial.
Foto: Amador Toril Estilismo: Cristina Rodríguez Goitia Interiorismo: Raquel González
Desventajas
- Expuesto a la climatología. Lo malo de estar arriba es que quedas expuesto a las inclemencias del tiempo, lo que quiere decir que el frío se notará más y el calor, también.
- Más gasto. Consecuencia del punto anterior es que será necesario tener un buen sistema de calefacción y aire acondicionado.
- Mantenimiento. No es improbable que, siguiendo con la exposición climatológica, haya que tener en cuenta un mayor mantenimiento de los tejados de la buhardilla para evitar goteras, filtraciones o humedades.
- Altura de los techos. Hay veces en que la altura de los techos no es muy alta, por lo que ni es fácil de aprovechar ese espacio, ni se encuentran muchos muebles que quepan entre vigas y techos inclinados. Quizás debes recurrir a los muebles a medida, que son mucho más caros.
- Ascensor. Si estás en la última planta de un edificio dependes del ascensor. Eso quiere decir que, si se estropea, te va a tocar subir y/o bajar andando. Más problemático es aún cuando el edificio no dispone de ascensor.
- Precio. Las buhardillas son caras, se han puesto muy de moda por ese aire bohemio que transmiten, así que el precio se ha disparado y hacerse con una, tanto para comprar como para alquilar, es complicado.
Buhardillas con encanto: 5 ideas de decoración