Llegar al aeropuerto de Vilankulo, una pequeña ciudad costera de Mozambique, situada en el distrito de Vilanculos de la provincia de Inhambane y un helicóptero o barco te está esperando para llevarte a Benguerra donde se encuentra ubicado Kisawa Sanctuary. Una isla del país, la segunda más grande del Archipiélago de Bazaruto, que se separó del continente miles de años atrás. Aproximadamente 55 kilómetros cuadrados, y ubicada a 14 kilómetros mar adentro. Un auténtico paraíso que pocos son los afortunados de descubrirla. El lugar ideal para ubicar un hotel tan espectacular y especial como es Kisawa.
El proyecto de la princesa Nina Flohr, uno de muy personal y vivido que refleja su amor por África, por su gente, y en especial, por Mozambique. "Kisawa es un lugar que no deja indiferente a nadie. Una aventura vista desde todos los ángulos posibles. Paisajes, sentimientos, gastronomía, conexiones... Me robó el corazón desde el primer momento y es un placer ser parte de un lugar y un equipo tan único", nos explica Mathieu Hellec, General Manager de la propiedad.
Una llegada triunfal
Llegar a Kisawa Sanctuary, sea por mar o por aire, y Mathieu te está esperando con una sonrisa de oreja a oreja para darte la mejor de las bienvenidas. A su lado, por supuesto, Prosper, su mano derecha y manager de operaciones del hotel. Subir al Moke, el mini coche que cada huésped tiene para moverse por la enorme propiedad. Una, pero, que se integra totalmente en el entorno que se encuentra buscando ser parte de él. "No somos una incorporación en la isla de Benguerra, buscamos ser parte de ella, entenderla, aceptarla, respetarla e integrarnos lo máximo que podamos. Colores, materiales... todo ha sido pensado al detalle para percibirse como una continuación de la natura" nos sigue explicando Mathieu.
Las residencias, casas donde todo puede hacerse realidad
La primera parada es el bungalow. O más bien, un auténtico hogar. Mientras Mathieu te explica detalles sobre la propiedad abre la puerta de la habitación y un auténtico WOW se desprende de la boca de todo huésped (imposible que nadie se resista). 11 residencias ubicadas en un terreno de 300 hectáreas con tramo de bosque, playa y dunas de arena. Algunas individuales, otras dobles, pero todas espectaculares. De nuevo: un auténtico hogar. "Cada residencia ha sido diseñada con la máxima precisión. Cada detalle tiene un significado y nos aseguramos que todo huésped tenga ese sentimiento de casa", dice el director general.
Entrar y un enorme salón te recibe. Con su enorme sofá, sus dos butacas en color terracota, un escritorio, una mesa auxiliar de mármol con diferentes esculturas y libros, el tocadiscos -por supuesto- y muchísimo más. La mayoría el resultado del hábil trabajo de los tejedores, artesanos, carpinteros y fabricantes de textiles locales. Auténticas obras de arte que se exhiben con orgullo en cada rincón del hotel y en especial, de las residencias. Y por supuesto, todo bajo la supervisión del estudio de interiorismo de Nina, NJF Design quien se inspiró en las olas del Índico y las dunas que rodean la propiedad para diseñar todo el proyecto.
Al salón le sigue el dormitorio con su enorme y confortable cama con sábanas de lino -todo a gusto del huésped-, sus mesitas de noche, butacas, sillones... Muebles hechos a medida localmente para proporcionar un sentido de lugar reflexivo y auténtico y una verdadera conexión con el entorno natural. Finalmente, se encuentra el enorme baño con su bañera de piedra talladas a mano y vistas espectaculares al océano, vestidores y mucho más. Imposible no admirar cada rincón, cada detalle, cada obra de arte. Cada residencia también cuenta con su terraza particular, equipada con todo y piscina privada.
La terraza principal, el epicentro de Kisawa
La terraza principal es también la estructura arquitectónica más grande de Kisawa. El lugar donde reunirse y compartir todas las experiencias que se pueden vivir durante el día en la propiedad y sus alrededores (que són muchas). La forma orgánica ondulada de su techo busca ser similar a las formas de las dunas de arena que se encuentran a sus alrededores, así como la misma usada en cada residencia. Y la forma de conseguirlo ha sido haciendo uso de una tecnología patentada de impresión en arena en 3D. Una auténtica maravilla.
La terraza es también el corazón culinario de todos los restaurantes de Kisawa, ocupando un lugar especial en el centro de la propiedad con sus espectaculares vistas del océano de la isla Benguerra. Un lugar donde desayunar, comer y cenar además de tomar exquisitos cócteles preparados con todo el amor del mundo y siempre, con el toque de menta fresca directa del huerto de la propiedad.
El spa, el templo
El Centro de Wellness de Kisawa comprende un spa y un gimnasio independientes, cuya arquitectura está inspirada en las tradicionales casas de pueblo circulares de la isla y los edificios comunitarios. Espacios mágicos donde lograr el bienestar a través de la unidad de mente, cuerpo y espíritu es una realidad. Las manos de sus terapeutas son música para el cuerpo y transmiten una pasión y sensación de paz inexplicable. Vivir para entender.
Una propuesta gastronómica local
Traer lo mejor de África de manera fresca y moderna: este es el espíritu de la propuesta gastronómica de Kisawa y de todo el hotel en general en todos los aspectos. Y para ello, han construido una red de agricultores y pescadores dentro de la provincia de Inhambane que suministra productos locales naturales desde un radio de 300 kilómetros del Santuario de Kisawa, con la mayor cantidad posible cultivada, cocinada, ahumada, asada y horneada en la cocina de la propiedad. ¿El resultado? Platos exquisitos que se adaptan a las necesidades y gustos de cada huésped y que se sirven en sus diferentes restaurantes. El chef JP es quien decide cada momento el restaurante que estará operativo para no dejar de sorprender en ningún momento al cliente.
Pero a ello se le suman infinitas actividades y opciones, en Kisawa la creatividad nunca termina. Desde una fiesta de pizzas con película al aire libre, a disfrutar de cócteles en lugares increíbles para ver la puesta del sol, montar un pícnic en las dunas o una velada romántica en la habitación. Y muchísimo más.
Kisawa Sanctuary no es un lugar más, es una propiedad única. Su diseño, interiorismo, sus paisajes, su gastronomía, pero sobre todo su gente convierte a este maravilloso lugar en un viaje inolvidable. ¿El motivo de su nombre? Kisawa significa inquebrantable y esto define su compromiso: construir un vínculo entre las personas y el lugar, la vida y la tierra.