A la hora de responder a esta pregunta, van a influir unos cuantos factores. El de la edad es uno de ellos, teniendo en cuenta que hasta hace bien poco era impensable no vestir las ventanas. Si ibas a una casa y veías las ventanas sin cortinas, era señal de que todavía no se había acabado de decorar, dando la sensación de 'faltar algo'.

La mayoría de profesionales del sector han considerado durante mucho tiempo -y consideran- que los textiles son la guinda de cualquier proyecto decorativo, los que se suelen instalar al final y que, sin ellos, el trabajo no está completo. Y entre dichos textiles se incluyen los que abrazan, visten, decoran... las ventanas y cristaleras. Pero las ideas, en concreto, sobre las cortinas ya no son lo que eran.

 

Las cortinas no son incompatibles con poder disfrutar de las vistas exteriores.

Las cortinas no son incompatibles con poder disfrutar de las vistas exteriores. Foto: ©Mikhail Loskutov Interiorismo: Ariana Ahmad

De un tiempo a esta parte, mostrar una 'ventana desnuda' ya no se ve como algo negativo estéticamente, al contrario, aporta toda una serie de otras ventajas que las nuevas generaciones están haciendo suyas a la hora de decorar sus viviendas. Por eso decimos lo del 'factor edad'.

Habrá quien pensará que es por una cuestión de dejadez, de no encontrar el momento, o de presupuesto, no viendo necesaria esta inversión y mejor destinarla a otra pieza. Pero lo cierto es que también lo podemos valorar como una tendencia, porque los tiempos cambian, las casas evolucionan, las formas de vivirlas también y, con ellas, el uso (o no) de determinados elementos que siempre han estado ahí.

La visión estética de un espacio sin cortinas resulta más limpia, abierta y amplia.

La visión estética de un espacio sin cortinas resulta más limpia, abierta y amplia. foto: BELÉN IMAZ Interiorismo: Lourdes Martínez Nieto

 

Orígenes y uso de las cortinas hasta nuestros días

Desde tiempos inmemoriales, y hablamos de los siglos en los que la nobleza vivía en castillos, las cortinas ya se utilizaban no solo para vestir las ventanas, sino también las frías paredes de piedra. Fue con el Renacimiento y el Barroco que su consideración hacia una percepción más decorativa alcanzó su máxima expresión con tejidos como el terciopelo, la seda, con bordados, hilos de oro, etc.

El uso de las cortinas en las casas de la clase media se dio en el siglo XIX y pasaron a convertirse en un complemento imprescindible en su aspecto más funcional, que era el de facilitar la intimidad hacia el interior de la estancia y el de protegerse de la incidencia directa del sol. A efectos más decorativos, las cortinas evolucionaron hacia un universo de infinitas posibilidades en cuanto a diseños, tejidos, formas, sistemas, etc. que permitía vestir las ventanas con mucho gusto y estilo.

 

El estilo decorativo de la vivienda determina el uso de cortinas, así como su tipología.

El estilo decorativo de la vivienda determina el uso de cortinas, así como su tipología. Foto: Felipe Scheffel Interiorismo: Bell House

 

Hoy en día hay quien sigue pensando que las cortinas no pueden ni deben faltar en una ventana o balconera como elemento que facilita la sensación de recogimiento, de confort, de intimidad, de abrigo de la casa, sobre todo en los meses de invierno y, especialmente, cuando cae la noche, teniendo en cuenta la frialdad que ya de por sí representa el propio cristal. También influye mucho el estilo decorativo del espacio y, en este sentido, los más clásicos siempre visten con cortinas las ventanas.

El estilo influye... y el tipo de vivienda también

Pero, como decimos, con la evolución de las necesidades residenciales y la llegada de nuevas tendencias, la cuestión del uso o no de cortinas es uno de esos temas que se prodiga bastante. No hay duda que la incidencia del estilo de vida de los países nórdicos, nos ha traído esa búsqueda de la simplicidad, del uso de colores claros y materiales naturales, y también el deseo de abrir la casa al exterior, de disfrutar de las vistas y con ello potenciar la luminosidad.

El estilo nórdico, aplicado al uso de las cortinas, defiende la visión de una ventana libre de textiles, completamente abierta al exterior, sin filtros ni tapujos, que deje entrar la luz natural y el sol a cualquier hora del día, sin importar la visión del interior cuando se hace de noche. También hay otros estilos, como el industrial o el minimalismo, que tampoco utilizan cortinas como parte de su ADN conceptual.

La arquitectura del proyecto determina, en muchos casos, el diseño de sus ventanas y, con ello, la opción de las cortinas.

La arquitectura del proyecto determina, en muchos casos, el diseño de sus ventanas y, con ello, la opción de las cortinas. Foto: ©Adria` Goula Arquitectura: Garcés de Seta Bonet Arquitectes Cerramientos: Technal

 

Además de la edad, los estilos decorativos o los gustos personales, el tipo de vivienda y su ubicación también podría considerarse un factor que determina el uso de las cortinas. No es lo mismo una casa unifamiliar construida en una parcela aislada, que un primer piso en una calle de cualquier ciudad. No hay duda que la conexión interior/exterior en los proyectos actuales se fomenta mucho y el hecho de contar con ventanas y cristaleras sin cortinas, incrementa dicha percepción.

Pero también es cierto que con las posibilidades de cortinas que existen actualmente en el mercado, éstas no tienen por qué convertirse en un impedimento para disfrutar igualmente de la luz natural, de la sensación de amplitud, de la visión in/out a cualquier hora, etc. 

En definitiva, la cuestión sobre si cortinas sí o cortinas no es simplemente una decisión propia y cualquiera de las dos opciones es válida, ya que, como diría aquel, 'para gustos, los colores'.