El poder transformador de iluminación es innegable. Incluso la artificial, que es capaz de cambiar completamente la atmósfera de una habitación, definir, delimitar y potenciar espacios específicos, y que, además, influye directamente en nuestro bienestar emocional. Los avances en este campo se han dirigido paralelamente hacia el auge del interiorismo y el diseño, elevando la lámpara a la categoría de pieza decorativa esencial. Sin embargo, por paradójico que parezca, aún son pocas las personas que saben sacarle todo el partido. La incipiente y aún casi desconocida figura del lighting designer –traducible como diseñador de iluminación y ambientación– así lo demuestra.

Como explican Meritxell Ribé y Josep Puigdomènech, interioristas, fundadores de The Room Studio y especialistas en la materia: “Mucha gente cree que con colocar luces en el techo ya tienen solucionada la iluminación técnica, un enfoque heredado de los antiguos ojos de buey y los ambientes lumínicos empobrecidos en los que hemos crecido. Pero, afortunadamente, cada vez más personas están educando su percepción y cuestionando que existen muchas otras formas de iluminar una vivienda”.

1 /6
Paneles decorativos pared iluminados
Marset

El secreto: equilibrio

“La clave esta´ en planificar, tener claro qué se quiere alumbrar y crear un equilibrio adecuado entre los distintos niveles de iluminación artificial. Nunca hay un solo escenario; los escenarios se mezclan”, remarca Raúl Oliva, uno de los profesionales más reconocidos del sector y profesor del primer curso de Experto en Diseño y Cálculo de Iluminación en la Escuela Madrileña de Decoración.

En concreto, los niveles de iluminación que deben coexistir en una misma estancia son cuatro. Primero, una general que proporcione visibilidad básica a la habitación, utilizando modelos colgantes, downlights o apliques empotrables. Luego, una ambiental más tenue, que cree una atmósfera relajante o íntima mediante lámparas de sobremesa, de pie o tiras led ocultas en foseados del techo y cortineros.

En tercer lugar, una luminaria puntual o de trabajo, más intensa y focalizada, que facilite la realización de actividades específicas, como una luminaria de escritorio o de brazo articulado para un rincón de lectura. Y, por último, una decorativa, o de acento, que resalte áreas específicas o detalles arquitectónicos, por ejemplo, a través de apliques de pared con foco ajustable y apertura reducida o un sistema de rieles. “Cualquiera de estas opciones, sin excepción, debe ser regulable en intensidad. La estética es importante, pero aún más la funcionalidad”, subraya Meritxell Ribé.

salón blanco con lámpara de araña y chimenea blanca minimalista
Martinelli

Detalles que suman

No siempre se le da la el valor que merece, pero antes de elegir una luminaria, es crucial considerar su ángulo de apertura. “El estándar es de 38°, lo que significa que una lámpara de techo instalada a tres metros de altura proyecta una luz con un dia´metro de un metro y medio en el suelo con 400 lux. También hay modelos con ángulos de apertura mucho más amplios, de hasta 120º. Sin embargo, si la bombilla no tiene suficiente potencia, la luz no llegará al suelo y se dispersará antes de alcanzarlo”, concluye Oliva.

Y añade: “Otro aspecto esencial es la reproducción cromática, es decir, la capacidad de una fuente de luz para representar con precisión los colores de los objetos iluminados. Las bombillas incandescentes ofrecían una reproducción cromática del 100%, mientras que los leds comunes, que suelen encontrarse en ferreteri´as, tienen un desarrollo alrededor del 80%. Aunque este valor es aceptable para muchos usos, para obtener una mayor fidelidad en los colores, es necesario optar por leds con un porcentaje más alto. Estos están disponibles en el mercado, pero es importante conocer esta carac- teri´stica antes de la compra”.

salón cálido mesa madera y suelo hidráulico
Faro Barcelona

Temperatura de color, a debate

La temperatura de color es un factor crucial a considerar al elegir la iluminación de una casa. Expresada en grados Kelvin (K), indica la cantidad de color determinada que desprende una bombilla. En concreto, hay tres tipos: la más cálida, y, por tanto, amarillenta, oscila entre 2.200-3.000 K; la neutra, ni muy blanca ni muy amarillenta, ya que se asemeja a la luz natural, de los 3.000 K a 4.000 K; y se considera fría, de tonos blancos con matices azulados o brillantes, todo lo que supere los 4.000 K.

¿Qué intervalo se recomienda en el ámbito doméstico? The Room Studio afirma que en sus proyectos residenciales “nos movemos en un rango de 2.700 K a 3.000 K como máximo en todas las estancias, a excepción de algún techo foseado decorativo en 2.200 K”. Oliva, por su parte, es partidario de los 3.000 K en el cuarto de baño, “debido a que la luz blanca no reproduce bien los rojos y puede suponer un hándicap a la hora de maquillarse frente al espejo”, y los 4.000 K, a modo de iluminación general, solo en la zona de trabajo de la cocina. “En general, los tonos cálidos nos van bien. Al ser los más acogedores visualmente, sin duda, son los que deben primar en un hogar”, apostilla.

BENEITO FAURE 66 COOKIESUSPENSION+FINE69 Ambient V01 C01 0000
Beneito Faure

Perspectiva de futuro

La popularización del led a finales de los años 90 y principios de los 2000, que progresivamente fue sustituyendo en nuestros hogares a las antiguas bombillas incandescentes y fluorescentes, supuso toda una revolución por su carácter sostenible, su mayor vida útil y su eficiencia energética. Lo mismo ocurrió con los ya habituales reguladores de luz, que ahora vienen integrados de fábrica en muchas luminarias, y con los cada vez más populares dimmers: dispositivos que, más allá de sus funciones básicas de encendido y apagado propias de los interruptores convencionales, permiten controlar la intensidad lumínica, crear diferentes ambientes e incluso programar y gestionar la iluminación de cualquier rincón del hogar gracias a su integración con sistemas de automatización domóticos.

¿Qué será lo siguiente? El futuro siempre es incierto y difícil de prever, pero Puigdomènech lo vislumbra claramente: “Las casas con domótica evolucionarán con la Inteligencia Artificial. De momento, es unidireccional, ya que debemos dirigirla nosotros, pero dentro de poco podrá crear escenas de acuerdo con nuestros sentimientos y la hora del di´a. Sin necesidad de que le digamos nada, será capaz de adaptarse a nuestras necesidades y estado de ánimo. Aunque es posible hacerlo ya, aún falta demanda y programadores dispuestos a dar el paso”.

Un salo´n abierto a la cocina con vigas de madera
SCANDANA SERENE HOME DECO

Focos en distintas estancias

No hay un único modo de iluminar una habitación: cada vivienda es un mundo en sí mismo y requiere elementos particulares. Sin embargo, existen algunas recomendaciones generales que conviene no descuidar. En el salón, por ejemplo, es mejor evitar los manidos ojos de buey. Además de una lámpara de pie rinconera o de sobremesa colocada a unos 40-50 cm de altura, pueden emplearse luces indirectas en el foseado del techo. O bien, como señala Oliva, “iluminar la pared o lo que nos interese de forma perimetral –una librería, unas estanterías...– mediante un riel de focos que no deslumbre”.

En el comedor, un modelo colgante a 80 cm del sobre de la mesa nunca falla: se crea un ambiente teatral y, al mismo tiempo, se puede ver sin problemas a la persona que tengamos sentada enfrente. La cocina puede requerir algún foco más técnico y focal, al igual que tiras leds que iluminen discretamente los armarios por detrás. Es decir, una iluminación general para trabajar y otra más ambiental o decorativa. No obstante, como advierte Oliva: “Si se opta por una lámpara de techo, es importante que su pantalla sea de vidrio para limpiar fácilmente la grasa y la suciedad que se genera mientras cocinamos”.

dormitorio en suite con baño y vestidor
Héctor Aguado Interiorismo: Mikel Irastorza

Para los rincones más personales

El dormitorio admite diversas soluciones, desde apliques en la pared del cabecero hasta piezas de sobremesa (que no tienen por qué ser iguales) en cada mesita de noche. The Room Studio también recomienda incluir un contrapunto frente a la cama para “crear un triángulo cálido de iluminación escenográfica”. En el baño es crucial que el diseño que elijamos tenga un grado mínimo de protección IP44 –resistente al agua y la humedad–: los focos y apliques ofrecen una excelente luz puntual en la zona del tocador.