Benedicta y Benoît, propietarios de esta magnífica finca, inicialmente se mostraron cautelosos en cuanto a qué harían exactamente con la propiedad. Poco a poco, trabajando muy cerca con su colaboradora, amiga y arquitecta Anne-Cécile Comar, que junto con Philippe Croisier dirige la firma de arquitectura e interiores Atelier du Pont Paris, construyeron un plan.
“Nos inspiramos en la naturaleza circundante y la arquitectura mediterránea para abrir los espacios y hacer que la casa –de 1.000 m² – parezca mucho más ligera y acogedora”, cuenta su propietaria. La renovación acabó siendo un “proceso hermoso y emocionante”, dice, en el que se redescubrió y realzó la belleza y el encanto innato de la casa, hasta entonces descuidados.
El objetivo era respetar el patrimonio de Es Bec d’Aguila, pero también actualizarlo. Los propietarios y arquitectos, a su vez, trabajaron estrechamente con los artesanos locales, que ejecutaron las renovaciones, dando como resultado una casa que combina simplicidad con refinamiento; un lugar único y en armonía con su entorno rural y montañoso.
Se tuvo en cuenta el estilo de la arquitectura vernácula menorquina, y se hizo hincapié en la simplicidad y la autenticidad mediante el uso de materiales locales. Otras características clásicas menorquinas incluyen muebles empotrados, destacando en este sentido varias hermosas camas con plataforma con cabecero integrado, así como suelos de baldosas de terracota y auténticos techos abovedados.
Los encantos ocultos de un hermoso jardín también fueron desenterrados y revitalizados: la casa ahora está rodeada de tierras de cultivo que producen vegetales, huevos y miel orgánicos propios de la finca. Cerca de la casa hay un fragante jardín de estilo francés con una fuente, así como elementos esenciales para las vacaciones de verano.
En contraste con la planta baja, el primer piso presenta una paleta de colores más rica, especialmente en los espacios para descansar, leer y cenar más íntimamente. Estos sirven como recordatorios evocadores de la espléndida historia de la finca. Por su parte, el piso superior es un retiro tranquilo y minimalista del resto de la casa. Cada habitación resulta especial y casi todos los espacios disfrutan de las vistas panorámicas del campo circundante. Un verdadero lujo.
“Hemos trabajado estrechamente con los artesanos locales que ejecutaron las renovaciones. El resultado es una casa que combina simplicidad con refinamiento; un lugar único y en completa armonía con su entorno rural y montañoso” Philippe Croisier, Anne-Cécile Comar, arquitectos; Benoît Pellegrini y Benedicta Linares, propietarios