Teniendo un estudio de interiorismo, realizar el proyecto de tu propia vivienda, sería interesante preguntar si es más fácil o más complicado que trabajar para un cliente. En el caso de la diseñadora Albina Mukhametshina, representó jugar con la ventaja de poder ir creando el interior poco a poco, una tarea que, además, acabó por sorprenderla a ella misma. ¿Por qué?
Porque aunque tenía algunas ideas predeterminadas muy claras -como los suelos de roble, los baños de mármol y, por supuesto, el estilo parisino-, había otras -como los elementos vintage- con las que no contaba inicialmente y, tras introducirlas durante el proceso, el flechazo fue tal que "me enamoré por completo de la mezcla de distintas épocas y estilos en un mismo interior", explica Muna, hasta el punto de decidir aplicarlo a partir de ahora también a los proyectos de sus clientes desde su estudio Albina Muna Design Bureau.
Un gran apartamento, resultante de la unión de dos
El primer paso de este proyecto tan personal residía en la búsqueda del inmueble ideal para ella y su familia y lo encontraron en un complejo residencial de Kazán (Rusia), donde localizaron dos apartamentos colindantes que decidieron unir. Rápidamente, vio el potencial que tenía y decidió tirar todos los tabiques, salvo los de carga, y crear una vivienda espaciosa de casi 150 metros cuadrados con una distribución muy funcional.
Se tomó la decisión de dividir el apartamento en áreas comunes y privadas, destinando la zona más oscura y alejada de las ventanas al recibidor, el aseo de cortesía y el cuarto de la plancha. A continuación, el espacio diáfano central lo ocupa la zona de día con el salón, el comedor y la cocina abierta. Y la parte más grande sobre plano se destinó a la zona de noche con un vestíbulo, el dormitorio principal, las dos habitaciones infantiles, un vestidor y los baños.
Salta a la vista que en los interiores, la diseñadora utilizó activamente el color negro, una opción que ella, reconoce, asusta bastante a los clientes, pero, "a mi, por contra, me encanta, por su contraste y expresividad". Y como sucede en la mayoría de sus proyectos, en este tampoco hay techos blancos, algo que le permitió crear espacios más armoniosos y unificados en cuanto al color.
Interiores oscuros y elegantes de aires parisinos
En el salón, las piezas especiales se alternan en diferentes ubicaciones, como la pared decorada con espejos envejecidos, con la pátina basada en la técnica del cristal tintado Tiffany, que da profundidad y dramatismo al salón. Y del estilo vintage que la diseñadora no pensaba incluir en su casa, destacan los dos sillones de su abuela, ahora tapizados en un terciopelo gris azulado.
Las formas curvas de sus reposabrazos se alinean con la del sofá, mientras que las patas lo hacen con la mesa de centro, más moderna, descansando sobre una alfombra india hecha a mano con lana y seda que unifica toda la composición del salón.
El espacio compartido entre el salón, el comedor y la cocina presume de mostrar sus particulares funciones según el uso de cada momento, pero lo hacen con una paleta cromática común en paredes y techo muy bien estudiada, ya que el uso de colores fríos de las paredes contrasta con el tono miel del parqué de tablones de roble, creando un telón de fondo para los muebles y las obras de arte.
Una suite con balcón, baño y zona de trabajo
El dormitorio principal se ubicó en la estancia que tiene un pequeño balcón y en su distribución se tuvo en cuenta una columna de carga que sobresalía de la pared y ahí se situó la cama, de forma que queda ligeramente empotrada, haciendo más cómodo el uso de las mesitas de noche.
En un lateral, y aprovechando un pequeño nicho en la estancia, se ideó una pequeña zona de trabajo bajo la misma tonalidad cromática, la cual genera una atmósfera envolvente de todo el conjunto.
Uno de los sueños de la diseñadora era tener su propio cuarto de baño dentro del dormitorio y aquí lo ha hecho realidad. Y tenía claro que iba a contar con acabados de mármol, que se combinan sabiamente con la cerámica hecha a mano con efecto envejecido del interior de la ducha. El ambiente se complementa con los apliques de pared con pantallas de cristal.
Dormitorios infantiles según sus gustos
La familia de la diseñadora la compone el marido y sus dos hijos, un niño y una niña, y todas las habitaciones tienen aproximadamente la misma superficie, pero están decoradas según sus usuarios. Así, el hijo tenía dos peticiones claras: una cama con dos alturas y la combinación de tres colores (amarillo, gris y negro).
En cuanto al dormitorio de la hija, se diseñó en tonos pastel más suaves, como el verde mental, el blanco lechoso y tonos rosas palo, "que dan vida a un ambiente más delicado, pero para nada aburrido", comenta la diseñadora. Y en ambas habitaciones infantiles no faltan sendos escritorios y mucho espacio para almacenaje de ropa, libros, juguetes y material escolar.
Fiel amante de los interiores parisinos, salta a la vista que la diseñadora trató de implementarlos en su propio apartamento mediante elementos como las puertas altas con molduras, yesería original y el parqué en espiga, que conviven con luminarias modernas y de formas sencillas. Reconoce que no le gusta el minimalismo, pero que, por otro lado, le encanta el color y sabe cómo trabajar con él.
"Creo, sinceramente, que el diseño tiene el poder de influir en la percepción del mundo de aquellos para quienes se crea" _ Albina Muna