Vamos a romper la norma. Esa que dice que tu cama solo se puede decorar con todo un manto de cojines (o un par si eres de los de menos es más). Si nos permites el "atrevimiento", nosotros preferimos las mantas a los pies de la cama no solo por una cuestión práctica, sino que nos parece una alternativa de lo más bonita y decorativa.
En nuestra defensa de este acogedor textil (si lo comparamos con un cojín que es poco cómodo, menos práctico y casi solo tiene un valor decorativo), diremos que una manta marca la diferencia a nivel interiorismo. Y a eso súmale la parte funcional: nos tapamos con ella en apetecibles siestas los fines de semana, si tienes frío por las noches es una perfecta capa extra e incluso se mantiene inalterable en su sitio si eres de los que no da vueltas en la cama.
Todo ventajas y toda una lección de estilo como verás en estos inspiradores dormitorios.