El céntrico Passeig de Vara de Rey, en Ibiza, es el lugar donde hace ya muchos años, en 1933, Hotel Montesol abrió sus puertas para ser el primer hotel de la ciudad. Mucho ha llovido después de ello, y tanto es así que ha reabierto sus puertas totalmente reformado bajo la gestión de Experimental Group, pero sin perder la esencia del que anteriormente era el Gran Hotel Montesol: un clásico en Ibiza por el cual desfilaron estrellas de Hollywood y del rock y celebridades (Ava Gadner y Carolina de Mónaco son dos grandes ejemplos de ello).  

La lujosa arquitectura neocolonial de columnas, frontones y arcos que tanto han definido el hotel desde sus inicios, ahora alberga espacios desenfadados en colores refrescantes. ¿La mente detrás de cada detalle? Una de las interioristas más codiciadas del momento, la parisina Dorothée Meilichzon.¡Bienvenidos al hotel Montesol Experimental! 

Una nueva era

Los responsables del renacimiento de un icónico en la isla es Experimental Group, quien adquirió el establecimiento en 2021. Y para conseguir la magia de hacer del hotel Montesol un nuevo lugar icónico pero manteniendo su esencia que tan famosa y especial es han contado con la prestigiosa Dorothée Meilichzon para darle ese toque chic y mágico. ¿Quién mejor que la reina por excelencia del eclecticismo que transforma hoteles, restaurantes y clubes en lugares icónicos? 

 

Fachada neocolonial en el hotel Montesol.
Foto: Cortesía de hotel Montesol

 

Así, tras una fachada neocolonial se descubre un hotel donde los colores se encuentran en todos los rincones, así como los detalles pensados al milímetro y piezas procedentes de la isla. Dorothée ha traducido la luminosidad y el carácter bohemio y desenfadado que tanto definen Ibiza en una paleta de colores pastel y exuberantes tejidos repletos de estampados. Alegría por todos los rincones. 

 

La paleta de colores, una elección clave 

La elección de colores del hotel ha sido una elección esencial para el resultado. Así, la decoradora francesa Dorothée Meilichzon ha reinventado su espíritu con una propuesta muy colorista que refleja la alegría y actitud relajada de Ibiza. Los colores pastel y suaves son los predominantes: el amarillo pálido del exterior, rosa y rojo pastel en los interiores con toques de azul -un claro guiño al mar-. Una apuesta cromática muy estudiada que busca agregar tonos refrescantes y calmantes en el interior para contrarrestar el calor del exterior.

 

Una paleta de colores muy bien trabajada.
Foto: Cortesía de Hotel Montesol

 

En las zonas comunes predominan los colores solares y en las habitaciones las gamas lunares son las elegidas. Meilichzon se ha basado en los principios del Ayurveda, un estilo de vida ancestral originario de la India cuya práctica busca crear armonía en el cuerpo, para dar con los colores adecuados y conseguir esa alegría y bienestar que tanto transmite el hotel. 

 

Tejidos estampados, flecos, pompones y mucho más

La luz natural predomina en todos los rincones de hotel Montesol. No hay habitación por la que no entre un rayo de sol en algún momento del día. Y a esa luminosidad que tanto protagonista adopta en los interiores se ha apostado por vestir con muebles de maderas claras, tejidos estampados, flecos, pompones y continuas referencias al sol y la luna en detalles que no pasan desapercibidos. En cada una de las treinta habitaciones y tres suites predominan las líneas curvas y, algunas, presumen de paredes muy especiales labradas a mano con las siluetas de conchas.

 

Luz natural en todos los rincones del hotel.
Foto: Cortesía de Hotel Montesol

 

Habitaciones llenas de color 

Dorothée Meilichzon ha reinventado 33 habitaciones y suites con colores frescos y relajantes e inspiraciones de la Ibiza bohemia. Elementos cósmicos, piezas de diseñadores locales y un toque de brillo adornan amplios dormitorios bañados en luz natural (y con vistas al casco antiguo). En ellos, los tonos de la luna son los protagonistas que contrastan a la perfección con los colores solares de las zonas comunes. 

 

Habitaciones repletas de colores.
Foto: Cortesía de Hotel Montesol

 

Desde grandes cabeceros de madera, a lámparas colgantes elaboradas con materiales naturales, sillas únicas diseñadas por la misma Dorothée para el proyecto, mesas curvas, sofás de estampados y mucho más. No hay detalle en las habitaciones que no haya sido pensado al milímetro para ofrecer una experiencia única y causar este 'wow' a cada huésped cuando la descubre por primera vez. Las líneas rectas no son bienvenidas, las curvas -esa imperfección tan buscada- son las auténticas protagonistas y encajan perfectamente en una isla donde divertirse y estar alegre es una prioridad. 

 

Restaurante Café Montesol 

Café Montesol es el restaurante a pie de calle del hotel. Un lugar tanto para los huéspedes como todos los externos que quieran ir a disfrutar de una propuesta gastronómica sencilla, con ingredientes locales y de excelente calidad y exquisita. El lugar donde compartir tanto comida como experiencias y no aburrirse nunca. Desde desayunos a primera hora de la mañana, a el aperitivo, comidas, meriendas y cenas. 

 

El restaurante y café Montesol, donde disfrutar de platos exquisitos tradicionales.
Foto: Cortesía de Hotel Montesol

El chef Álex Larrea ha sido el encargado de diseñar la propuesta gastronómica. Una de típicamente española inspirada en sus raíces familiares y en la tradicional cocina casera. La materia prima en su mayoría es balear y en la bodega destacan pequeños productores españoles. 

 

Todo sigue en la azotea 

En lo alto de las calles de la ciudad de Ibiza, en la colorida azotea de hotel Montesol se encuentra el bar de cócteles. Con vistas a toda la ciudad, los cócteles al atardecer se disfrutan con el puerto deportivo, el casco antiguo y Dalt Vila como telón de fondo. El lugar perfecto para tomar una copa con los amigos o un tranquilo cóctel para dos.

 

La azotea, donde disfrutar de cócteles con vistas.
Foto: Cortesía de Hotel Montesol

 

Si Ibiza es tu próximo destino, hotel Montesol es el lugar donde hospedarse. Y no solo en verano, ya que se encuentra abierto durante todo el año. Los inviernos en la isla, poco fríos y más tranquilos, es un bueno momento para disfrutar de sus calles y sus maravillosas vistas, en especial recorrer toda la preciosa muralla antigua de la ciudad.