Una antigua granja abandonada se ha convertido en una finca de lujo que mantiene la auténtica esencia menorquina. Está rodeada de viñedos y tiene vistas al mar. ¿Puedes oír la calma? Se llama Torralbenc y podría ser el destino de tus vacaciones soñadas.

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Foto: Torralbenc

La finca menorquina, convertida en agroturismo de lujo y en bodega, abrió sus puertas en 2013 y está situada en la pequeña localidad de Alaior, muy cerca de Mahón. Pero la historia de este lugar tiene comienzos siglos atrás, algo que lo hace mucho más especial, ya que no siempre se puede disfrutar de una escapada a un edificio histórico que cuenta con su propia bodega, gastronomía de chef de Estrella Michelín y, en general, que ofrece una experiencia inmersiva (y difícilmente igualable) en la isla.

El 'Antes y Después' del hotel

Se trata de una finca del siglo XIX con dos edificios dedicados antiguamente a la granja y a la ganadería: establos, una pequeña capilla, huertos… Con el paso del tiempo, quedó abandonada. Y fue en 2006 cuando la familia Urtasun, dueños de una bodega riojana, empezaron a plantar las primeras 5 hectáreas de viñas de las 16 que hay actualmente. A su vez, en 2013 empezaron a rehabilitar los edificios de la finca. Fue todo un reto, pero también un logro, ya que consiguieron recuperar la esencia de la arquitectura típica de la zona y dar vida a 27 habitaciones que son las que conforman el hotel. 

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Foto: Torralbenc

Su arquitectura e interiorismo

Calma, luz y minimalismo. Nos alejamos del ruido y de las extravagancias para adentrarnos a una villa que te arropa en cada una de sus estancias. Imagínate andando por un camino rodeado de viñas. Entras por un pasillo con fuentes y buganvillas que trepan edificios blancos. Y sí, es ahí donde te alojarás. 

Torralbenc dormitorio
Foto: Torralbenc

En el interior, los materiales naturales y la paleta de colores blanca y tierra protagonizan la totalidad del proyecto, ideado por el arquitecto y diseñador Toni Esteva, de Esteva i Esteva. En las habitaciones están presentes la madera y la piedra caliza, materiales nobles que recuerdan las raíces de este hotel.

El estilo minimalista, mediterráneo y rústico define el interiorismo de las estancias, todas ellas decoradas con muebles y accesorios naturales y elegantes. Y, acorde con los revestimientos y los detalles que definen las habitaciones, encontramos todo un lujo de amenities elaborados por una artesana exclusivamente para Torralbenc. El olor de sus velas y champús lo dice todo: 100 % natural.

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Foto: Torralbenc

En el exterior, si sigues paseando, te encuentras con la amplitud de un jardín con una cuidada y variada vegetación, una larga y apetecible piscina de agua salada rodeada de cómodas tumbonas, un gimnasio, un espacio dedicado al bienestar, un restaurante con terraza… ¡Ah!, hablando de restaurantes, no podemos hablarte de Torralbenc sin presentarte su gastronomía. Atento.

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Foto: Torralbenc

Gastronomía cuidada y de proximidad

Sabrosa, exquisita… ¡Espectacular! En esta villa se comen platos de calidad que reinterpretan la tradición culinaria local a través de la genialidad del chef de Estrella Michelín Gorka Txapartegi.

Es difícil olvidar el sabor de su pulpo a la brasa, de su ensalada de tomates (de su propio huerto) o del delicioso coulant de avellana tostada y helado de yogur. En Torralbenc encuentras una carta corta y sencilla, pero más que acertada. Para que me entiendas: el aceite es de la casa, las hortalizas de su huerto, los huevos de sus gallinas y el pescado lo trae Xec, el pescador, todas las mañanas. El vino, por supuesto, es de Torralbenc. La proximidad le añade un sabor añadido inigualable. ¡Para repetir!, y repetir, y repetir…

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Foto: Torralbenc

Una escapada reconfortante

Tranquilidad, placer y confort. Sentirse como en casa es el objetivo de muchos cuando piensan en sus vacaciones. Por ello, si hay que reconocer otro punto a favor de Torralbenc, ese es el trato de su equipo. Un equipo joven, familiar y cercano. 

Por todo lo leído, entenderás que Torralbenc es una experiencia que merece la pena vivir. Y, aunque se puede compaginar la estancia con descubrir la isla, este hotel tiene todo lo que buscamos en unas vacaciones de relax para volver a casa habiendo conectado con la naturaleza, con la tradición menorquina y con la sensación de calma y descanso que merecemos.