Viena, la capital y la ciudad más grande de Austria, tiene una rica historia cultural, política y musical. Es conocida por su patrimonio arquitectónico, sus museos, teatros y, especialmente, por ser un centro importante de la música clásica. A lo largo de los siglos, Viena ha sido hogar de compositores famosos como Ludwig van Beethoven, Wolfgang Amadeus Mozart, Johann Strauss y Franz Schubert. En otras palabras, una metrópoli que merece ser visitada al menos una vez en la vida. Majestuosa, señorial y acogedora al mismo tiempo. Siempre es un buen momento para visitar la ciudad y Semana Santa es la excusa perfecta, aunque es perfecta para cualquier momento del año. 

Hoy en día, Viena es famosa por su calidad de vida, su elegante arquitectura, los palacios como el Palacio de Schönbrunn y la Ópera Estatal de Viena y mucho más. ¿El lugar donde alojarse para un auténtico amante del diseño? No hay lugar a dudas: Hotel MOTTO. Ubicado en el corazón de la ciudad, este hotel es una oda a la época dorada parisina: puro arte en cada rincón y una pasión por el detalle que cautiva. ¿Te lo descubrimos? No te decepcionará. 

Hotel MOTTO, una oda al buen gusto en cada rincón.
Foto: Cortesía Hotel MOTTO

Hablemos de diseño 

La siempre concurrida Mariahilfer Straße, la principal arteria comercial de la capital austriaca, es donde se ubica uno de los hoteles más emblemáticos de la ciudad. Hotel MOTTO ocupa el que antiguamente era el Hotel Kummer, uno de los lugares más vibrantes de la vida de Viena frecuentado por artistas, escritores  y actores, que debatían, compartían y se inspiraban. Bajo su tejado también vivió Johann Strauss (el conocido como El rey del vals) y vino al mundo su hijo, el también compositor Josef Strauss, en 1827. 

Años más tarde, el hotel ha reabierto sus puertas como el que es hoy en día: una propiedad con una arquitectura vienesa tradicional, el glamour de los años 20 en París, algunos toques de la comodidad escandinava y la cultura japonesa wabi sabi. Casi exclusivamente arquitectos, interioristas y artesanos austriacos han intervenido en la obra con el objetivo de recuperar su ambiente señorial original, pero al mismo tiempo convertirlo en un lugar chic, repleto de color, con el glamour el París de la década de 1920, con fórmulas escandinavas y la cultura japonesa. ¿El resultado? Una propiedad realmente magnífica. 

Una fachada histórica y muy bien conservada en el Hotel MOTTO.
Foto: Cortesía Hotel MOTTO

Sin embargo, el exterior de la propiedad combina elementos renacentistas y barrocos y elementos de góticos y bizantinos con el objetivo de conservar y poner en valor su rico pasado. Un contraste que contrasta con los interiores, pero que se funden en un equilibrio perfecto.  

La aventura empieza en el vestíbulo

Existen hoteles donde el vestíbulo es algo burocrático, sin mucho diseño. Hotel MOTTO es todo lo contrario, nada más se abren de par en par las dos puertas automáticas, un acogedor lobby espera a todos sus huéspedes con los brazos abiertos. Tanto es así que el vestíbulo y el lugar donde se encuentra la recepción ya es una declaración de intenciones. Hablamos de muebles de terciopelo, lámparas chic con flecos, candelabros y un precioso mural adornado con botones uniformados de rosa y posibles huéspedes ilustres concebido por Andrea Ferolla. 

Un hotel con aires parisinos en el corazón de Viena.
Foto: Cortesía Hotel MOTTO

No es de extrañar que cada uno de los muebles, lámpara, azulejos y alfombras, fueron diseñados a medida para el hotel. Uno lo puede percibir nada más poner un pie dentro. ¿La mente brillante tras ellos? El arquitecto Arkan Zeytinoglu. 

Dormir en el séptimo cielo 

Las habitaciones y suites del hotel son interiores cuidadosamente diseñados con amplio espacio para soñar, relajarse y sentirse como en casa. Como bien les gusta decir abarcan un toque de purismo japonés, un toque de calidez escandinava y mucho estilo francés. Suelos en madera de espiga, paredes tapizadas con telas coloridas con motivos florales y pequeños colibríes, lámparas de estilo francés de la época, cabeceros y sillones de terciopelo y mucho más. No falta una propia zona de cócteles equipada con todo lo necesario para prepararse una exquisita bebida: coctelera, copas, alcohol y por supuesto, limó y lima para el toque cítrico final. 

Los dormitorios del Hotel MOTTO son una obra de arte.
Foto: Cortesía Hotel MOTTO

Una vez más, todos los muebles han sido hechos a medida por el arquitecto Arkan Zeytinoglu, quien ha basado su trabajo poniendo el foco en los principios de sostenibilidad y responsabilidad. Así, todas las piezas han sido diseñadas y fabricadas en Viena pero inspiradas en el Hotel Ritz de París. 

La guinda del pastel 

La séptima planta es el lugar donde se encuentra Chez Bernard, en otras palabras: la guinda del pastel. Un precioso restaurante ubicado debajo de una preciosa cúpula por donde se cuela la luz y las infinitas plantas que cuelgan del techo (un auténtico oasis de paz) que resume a la perfección la sinergia entre Viena y Francia. Por supuesto, el interiorismo ha sido cuidado al mínimo detalle con mullidos sillones de cuero estilo Art Déco, lámparas en consonancia y muchísimo más. 

Chez Bernard, el restaurante insignia de Hotel MOTTO.
Foto: Cortesía Hotel MOTTO

Un lugar donde degustar deliciosos desayunos por la mañana, así como comidas y cenas exquisitas. Tanto es así que se ha posicionado como uno de los espacios gastronómicos más visitados de la ciudad, ya sea para huéspedes como locales. Imposible no probar alguna de sus opciones más curiosas como sus trendy lattes, como el dirty latte preparado a base de espresso, carbón activo y leche de almendras; así como la tostada de pan brioche con jamón, huevo frito, tomate, mostaza y pepino. Y mucho (mucho) más. 

Deliciosos desayunos se sirven todas las mañanas en Chez Bernard.
Foto: Cortesía Hotel MOTTO

En la misma planta se encuentra su terraza, una con unas vistas panorámicas de la ciudad. Un lugar a disfrutar cuando las temperaturas se vuelven más agradables y los atardeceres son inolvidables. Es entonces cuando destacados DJ tocan para noches únicas en un ambiente muy Palm Spring, con tonos pastel y sombrillas coloridas. 

Un gimnasio equipado con todo lo necesario para sesiones de entreno muy completas y una ducha de efecto lluvia, sala de relajación con agua de manantial, sauna y un pequeño baño de vapor son el repertorio perfecto para revitalizarse. En Hotel MOTTO no falta absolutamente de nada. El destino perfecto para unas vacaciones inolvidables.