Vivir sin depender de combustibles, ¿es posible? El apagón masivo del 28 de abril de 2025 - un evento, ya histórico, que afectó simultáneamente a varios países y dejó sin suministro eléctrico a millones de hogares durante horas - no solo ha evidenciado nuestra fragilidad ante las redes energéticas, sino que ha vuelto a poner sobre la mesa un debate urgente: ¿cómo podemos vivir sin depender de fuentes tradicionales de energía? En este contexto, una alternativa se abre paso entre la incertidumbre: la arquitectura pasiva.
Este modelo de construcción inteligente, cobra un nuevo protagonismo, ya que no solo reduce el consumo energético a niveles mínimos, sino que permite que las viviendas funcionen de manera autónoma, sin tanta dependencia en los combustibles fósiles ni sistemas mecánicos convencionales. Son viviendas que aprovechan los recursos naturales - luz, orientación, ventilación o inercia térmica (capacidad de un material para almacenar calor y retenerlo, así como liberarlo cuando la temperatura disminuye) - para garantizar el confort durante todo el año.
Arquitectura pasiva: un modelo sostenible que asegura una mejor calidad de vida
Es una forma de reconciliarnos con el medioambiente y sobre todo, prepararnos ante posibles crisis energéticas futuras. Vivir en una casa pasiva no es solo una apuesta por el planeta, sino una elección de calidad de vida al minimizar el uso de soluciones mecánicas.
Para entender por qué este modelo de construcción es más necesario que nunca, Carols, arquitecto, y Jorge, técnico de edificación, de Sendra Arquitectura - expertos en arquitectura bioclimática y diseño sostenible - nos explican 5 razones clave por las que vivir en un hogar pasivo es la mejor elección para nosotros y para la Tierra.
1. Compromiso con el entorno natural
"Creemos que la razón principal debe estar ligada a un compromiso con el entorno natural. Nuestros clientes son gente comprometida con el mundo, con el medio ambiente, y concienciada con el cambio climático", explican los arquitectos. Este tipo de arquitectura nace de una visión ligada a la sostenibilidad, donde cada decisión de diseño busca reducir el impacto ecológico. Desde el uso responsable de los materiales hasta la disminución de emisiones. Las casas pasivas construyen un vínculo más armónico con la naturaleza: "Diseñamos espacios en armonía con su entorno, que se adaptan a él, y se protegen de él", cuentan.

Foto: Sofitel Barú Calablanca
2. Ahorro económico
Aunque requieren una inversión inicial ligeramente superior, las casas pasivas suponen un importante ahorro a medio y largo plazo. Al minimizar la necesidad de calefacción o refrigeración artificial, se reduce drásticamente la factura energética mensual. Según los expertos: "la disminución de las pérdidas de energía conlleva consumos de electricidad inferiores comparados con otras construcciones tradicionales, reduciendo considerablemente las facturas de energía consumida".
3. Consumos nulos durante gran parte de la vida útil de la casa
"Si a los ahorros de energía obtenidos gracias a la aplicación de sistemas pasivos, sumamos los aportes de energía generados por la propia casa, se obtienen consumos nulos durante gran parte de la vida útil del edificio", comentan Jorge y Carlos Sendra. Todo está pensado para que la casa funcione sola, sin depender de generadores o aparatos externos. Esto no solo baja el consumo energético, sino que garantiza un rendimiento constante sin esfuerzo por parte del usuario.
"La arquitectura ecológica es capaz de generar la electricidad necesaria para su funcionamiento, ya sea mediante paneles fotovoltaicos, o aplicando otros sistemas como generadores de energía eólica que aprovechan los vientos de la zona. Se elimina, de este modo, toda dependencia a otras fuentes de energías no renovables, como los combustibles fósiles altamente contaminantes", explican.

Foto: Lupe Clemente EStudio: Trestrazos Interiorismo
4. Salud y confort durante todo el año: mejor ventilación y menos humedades
Esto cobra especial valor en un momento en el que pasamos más tiempo en casa y valoramos, más que nunca, el confort diario. "Gracias a la aplicación de espesores de aislamiento convenientes, el control de las infiltraciones, supresión de puentes térmicos, y la calidad de los materiales de la envolvente, se consigue una temperatura interior constante en todas las estancias, y se evita la aparición de humedades intersticiales y moho, altamente perjudiciales para nuestra salud", explican los arquitectos. "Además, sistemas de ventilación controlada aseguran niveles de CO₂ adecuados durante todo el día. Y la alta estanqueidad asegura un silencio absoluto respecto a los ruidos del exterior".

Foto: Foto: Tomeu Canyellas Arquitectura: Jaime Salvá Interiorismo: Marga Coma
5. Control y calidad en la construcción
Una casa pasiva está sometida a estándares de calidad y control mucho más estrictos que una construcción convencional. Desde la planificación hasta la ejecución, todo se mide y también se certifica. Esto implica no solo mayor durabilidad y mejor comportamiento energético, sino también una vivienda de mayor calidad en todos los sentidos: "dichos controles aseguran un estándar de calidad elevado, garantizando edificios de larga vida útil. Sostenibilidad es promesa de durabilidad".
Y tú, ¿te animas a dar el paso a las viviendas pasivas?
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