¿Te imaginas una casa que sea todo un homenaje a la vida, y sobre todo a la vida en el sur? Esta es la esencia de nuestra protagonista, con cuyo nombre ya hace toda una declaración de intenciones. Hablamos de Casa Manuela, el rincón en plena Costa del Sol al que han dado vida la influencer y empresaria Paula Ordovás y su marido Eduardo Nieto en una urbanización privada de estilo andaluz entre las playas de Guadalmina y El Saladillo junto al pueblo de Benahavis.
Una casa que no es solo una segunda residencia de la pareja y que es toda una oda al auténtico lujo (sin que este resulte para nada ostentoso) en forma de un diseño de lo más cuidado con el arte, los detalles de calma decorativa, los espacios abiertos a la naturaleza y la luz indescriptible del sur como esencia decorativa y arquitectónica. Todo un mar de sensaciones el adentrarse en este espacio donde uno puede experimentar el verdadero arte de vivir como los mismos dueños aseguran.
Diseño orgánico de lo más lujoso
Este sueño en Marbella que idearon la influencer y su marido (que ahora están además esperando a su primera hija a la que llamarán Manuela como no podía ser de otra manera) no es una segunda residencia al uso. Además de usarla ellos mismos para sus vacaciones, este espacio arquitectónico está pensado para llevar a cabo numerosos proyectos particulares alrededor de la decoración, el diseño, el arte o la gastronomía inspirados en la esencia de Andalucía.
Un espacio formado por estancias que se conectan entre sí por medio de una continuidad decorativa silenciosa y pausada, con elementos que invitan a la paz, con el empleo de materiales sostenibles y con las formas orgánicas y las curvas como pauta alrededor de la cual circulan todas las estancias que conforman Casa Manuela. Un proyecto que no hubiera visto la luz sin el trabajo y la implicación por parte del estudio de arquitectura e interiorismo de Juan Bengoa que ha apostado por un estilo minimalista, sosegado, sencillo y con un enfoque en lo orgánico.
Espacios que se difuminan y se unen entre sí
Precisamente, ese movimiento orgánico ha sido la base para dar vida a diferentes zonas que no están delimitadas, sino que se difuminan en un juego de espacios amplios, flexibles y conectados. Y para ello, tanto el arquitecto como la decoradora Daniella Van Twee se han servido de la continuidad cromática, los colores mediterráneos, una cuidada iluminación y los materiales naturales (cal viva, mortero, cemento, mármol...) para dar forma a esta idea.
Casa Manuela esconde, a su vez, una galería de divertidas obras de arte y curiosidades junto a una esencia local y tradicional en forma de texturas orgánicas y naturales que son también protagonistas del diseño y la decoración de los espacios.
El diseño de esta casa no solo es sostenible, sino que será circular y se irá cambiando. Mobiliario que se cambia, piezas de decoración que se venderán, espacios versátiles que modificarán su funcionalidad... Una evolución natural y decorativa sin dejar de lado en ningún momento el concepto orgánico, circular, sostenible y, sobre todo, de diseño de rincones de lo más especiales. Todo de una pieza y todo muy al aire en clara alusión a esa calma y a ese bienestar que desprende esta vivienda.
Experiencias in-house
Del planteamiento inicial de lo que iba a ser Casa Manuela se ha pasado a un espacio abierto a todo donde todo el que quiera (con invitación previa, eso sí, de los anfitriones y dueños del espacio) puede alojarse mientras disfruta de experiencias con tres pilares fundamentales como son el diseño y el arte, la sostenibilidad y el bienestar. Un proyecto en el que Paula y su marido Eduardo van de la mano de selectas empresas locales que son las que ofrecen estas actividades experienciales.