Los propietarios de esta vivienda situada en el barrio de Salamanca de Madrid son extranjeros y están completamente enamorados de la capital. La adquirieron para utilizarla en las semanas de trabajo aquí y en vacaciones, por eso para ellos "era importante que resultara cálida como un segundo hogar y funcional, a pesar de las limitaciones del espacio", explica la interiorista Silvia Trigueros.

Y es que el apartamento apenas cuenta con 70 metros cuadrados de superficie y se distribuye en dos dormitorios, dos baños y un espacio único que aúna entrada, salón, comedor y cocina. "A los propietarios les gustó la ubicación y las prestaciones del edificio, clásico rehabilitado, pero la vivienda, de obra nueva, la encontraron tremendamente fría cuando la vieron", añade la autora del proyecto de interiorismo.

La interiorista Silvia Trigueros reconoce que se cumplieron los objetivos del proyecto, ya que los clientes "nos siguen repitiendo lo felices que les hace esta casa ahora".

La interiorista Silvia Trigueros reconoce que se cumplieron los objetivos del proyecto, ya que los clientes "nos siguen repitiendo lo felices que les hace esta casa ahora".

Foto: Amador Toril Estudio: Silvia Trigueros Estilismo: Cristina R. Goitia

Un interiorismo complejo que juega con los equilibrios

Contactaron con el estudio para valorar poder darle una vuelta al apartamento y convertirla en un hogar cálido y acogedor. Una de sus principales preocupaciones es que el espacio único desde la entrada, les restaba privacidad y la cocina consideraban que tenía un protagonismo excesivo, por lo que "se tuvo que hacer un trabajo importante para resolver estas cuestiones".

En general, el trabajo principal en toda la vivienda consistió en plantear toda la iluminación técnica de la vivienda, colocar molduras y papeles pintados para personalizar los espacios y, principalmente, los armarios en toda la casa. Los textiles también tienen un protagonismo especial gracias a las distintas texturas y los motivos geométricos.

El juego visual de los espejos combinado con las molduras de los techos y la cuidada selección de los textiles, genera un atractivo conjunto de estilo clásico con un toque de sofisticación.

El juego visual de los espejos combinado con las molduras de los techos y la cuidada selección de los textiles, genera un atractivo conjunto de estilo clásico con un toque de sofisticación.

Foto: Amador Toril Interiorismo: Silvia Trigueros Estilismo: Cristina R. Goitia

Con todo este planteamiento inicial, Silvia Trigueros y su equipo decidió apostar por un contenedor de corte clásico, utilizando molduras en paredes y techos y rodapiés altos, y aportando sofisticación con espejos ahumados y detalles en negro y dorado. Se ha buscado también un contraste entre el arte moderno y las texturas cálidas, "como siempre, un complejo juego de equilibrio que nos lleva al resultado esperado", concluye la interiorista.

"El estilo que buscaban los propietarios es contemporáneo, con detalles clásicos afrancesados, pero con un toque sofisticado y mucha personalidad" _ Silvia Trigueros