Las molduras decoran nuestros hogares desde hace siglos. Resaltan las paredes y techos, ornamentan puertas y armarios y, sobre todo, añaden un toque sofisticado y elegante a cualquier habitación.
Primero fueron los egipcios con sencillas cornisas, con los griegos y el período helenístico vivimos su máximo esplendor y los romanos las popularizaron en estuco. Siguieron decenas de años después con el románico, el gótico, el barroco, el rococó y el clasicismo, hasta llegar al modernismo, un estilo arquitectónico que sigue presente en muchas viviendas de hoy en día, con las molduras como máxima expresión.
Actualmente, en nuestra búsqueda incansable por la originalidad y los espacios únicos, nos hemos aliado con las molduras (originales o de nueva fabricación) para llenar de personalidad salones, comedores, dormitorios e incluso baños. Su simple presencia llena de toques clásicos y sofisticados, ambientes de cualquier estilo. La decoración típica parisina no puede vivir sin sus techos con molduras y, la popularidad de la ciudad, ha expandido el éxito de estos ornamentos a todo el mundo.
En nuestro país, cabe decir, somos afortunados y las molduras forman parte de la huella histórica de nuestra arquitectura y de nuestros interiores. Por ejemplo, las molduras, cornisas y rosetones proliferan a lo largo y ancho de Barcelona y Valencia, con sus típicos pisos modernistas y clásicos.
A pesar de su aire clásico y nostálgico, las molduras también conviven con espacios modernos y casas contemporáneas. En Interiores, hemos recopilado algunas de nuestras estancias favoritas decoradas con este tipo de ornamento vertical.
7 ideas para decorar las paredes (y más) con moldura