Este es uno de esos proyectos que destacan por la originalidad de una de sus estancias, nada menos que el dormitorio, planteado en el interior de una pecera de cristal. La solución es buena y su funcionalidad no está en absoluto reñida con su integración con el resto de espacios de la vivienda. Pero vamos a explicar la historia de este proyecto desde el principio para entender la idea.
El propietario es un fotógrafo inglés afincado en París que hace poco compró un piso en Barcelona, ciudad a la que viaja asiduamente. Se puso en manos del estudio Batte Interioristas para la reforma integral que precisaba la vivienda, situada en una finca centenaria, y que ya había sufrido pequeños cambios poco aprovechables.
Debido a la situación de las ventanas, los desagües y el acceso al piso, se decidió tirar los tabiques y hacer que todos los espacios pudieran disfrutar de la única entrada de luz natural que tiene (salvo el baño). Esta procede de una balconera que mira al gran patio interior de manzana, típico de las viviendas del Eixample de Barcelona.
Todos los espacios en un solo golpe de vista
Así, los 80 metros cuadrados del piso se distribuyen en un gran espacio de día compartido por el salón, el comedor, una pequeña cocina abierta con isla de acero, una de las grandes tendencias que veremos en 2025, y un rincón de trabajo. La estancia más privada, el único dormitorio del piso, se decidió ubicar dentro de una pecera de cristal con estructura de hierro lacado para poder así mostrarse independiente, pero, a la vez, conectado visualmente y, sobre todo, que pudiera aprovechar también la luz natural.
Respecto al trabajo constructivo, de la mano de M.A. Paris, se decidió aprovechar y dejar a la vista las vigas de madera y sus refuerzos en hierro ya existentes como elementos singulares típicos de los edificios del Eixample. Y para contrarrestar tanta trama en el techo, se buscó un suelo muy ligero, tal como un pavimento continuo para toda la superficie.
Eso sí, tanto el suelo como las paredes y el techo, e incluso la estructura de la pecera, se pintaron del mismo color, un tono beige cálido y, a la vez, luminoso que ayudara a integrar toda la estética más visual del conjunto. Y con esta idea se eligieron las cortinas de lino natural en un color pajizo que tamiza la preciosa luz que entra en el piso por la tarde.
Batte Interioristas realizaron recientemente otro proyecto muy interesante también en Barcelona, un ático que era de los abuelos y lo reformaron para una joven familia. Puedes leerlo aquí.
"El programa era muy claro. El cliente quería un resultado estéticamente bonito, calmado, luminoso y que tuviese mucho confort" _ Batte Interioristas