¡Nunca digas de este agua no beberé! Un dicho conocido y popular que usamos en numerosas ocasiones para hablar de todo aquello que en su día dijimos que no haríamos. Esto mismo lo podemos aplicar a la decoración con ideas estéticas que hace años no nos gustaban y directamente las ignorábamos en el diseño interior de nuestro hogar. Sin embargo, estas mismas ahora vuelven en forma de tendencia con cada vez más adeptos (también los hay que creen que es un error).
Es el caso de las estanterías o baldas abiertas y al aire que aparecen como un elemento más en las paredes de las cocinas actuales. Se reivindica y se apuesta así por una solución de almacenaje de lo más sencilla y que incluso ya veíamos en la cocina de la casa de nuestras abuelas. A su favor, los que prefieren este tipo de mobiliario para dar una nota diferenciadora a la cocina, además de minimalista mientras; que, por otro lado, sus detractores creen que con estas baldas y estanterías todo está expuesto y la vista, es complicado mantener el orden y además perjudica la limpieza visual. ¿De qué bando eres?
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Vuelven las estanterías y baldas vistas en las cocinas
Guardando la simetría
Si en los últimos años se apostaba más por el mobiliario hasta arriba, integrado y cerrado para mayor sensación de minimalismo y para multiplicar el espacio de almacenamiento, ahora regresa esta idea que no tiene que llenar la pared en su totalidad. Lo vemos con este ejemplo donde además se ha guardado una simetría y una continuidad lineal a ambos de la original campana extractora integrada en esta cocina. Dosis de luz por todos lados en esta cocina blanca donde las baldas apenas son imperceptibles y se usan más que parar guardar los utensilios de cocina o ingredientes, para dejar en reposo algunas piezas decorativas. Sí, en las cocinas también ponemos adornos.
Tras un cristal
En este otro ejemplo vemos de nuevo estantes y baldas en sustitución de los clásicos armarios altos de la cocina; sin embargo, en esta ocasión están “ocultos” tras un cristal a modo de vitrina. Pero, la esencia es la misma al fin y al cabo. Una buena solución para aquellos que buscan atreverse con las estanterías de la cocina, pero no están convencidos del todo y no las quieren mostrar tal cual.
En lo alto
En una cocina como la de este proyecto que ya conocemos y donde el almacenamiento se duplica por todos lados, nada mejor que fijar la mirada en el frontal de madera que domina toda la cocina. Y para que no se quede desnudo, un contraste en forma de baldas oscuras que sirven de atalaya decorativa a piezas delicadas, sutiles y en poca cantidad.
Una estancia que como se aprecia en la foto, establece un ritmo visual y decorativo sereno y en calma con el empleo de la madera, las texturas y los colores suaves y neutros. Un espacio que invita al disfrute y donde con su nota moderna se ha sabido acoplar esta idea de almacenamiento sencilla que hasta ahora estaba infravalorada.
Con una es más que suficiente
De nuevo una cocina donde los muebles altos no dominan toda la escena; se dejan para pequeño rincón mientras el protagonismo se la lleva la pared principal de la estancia donde los azulejos se dan la mano con una única balda de madera. Una pieza perfecta de un lado a otro de la pared y con espacio más que suficiente para los libros de cocina, algún que otro bote de especias y pequeños electrodomésticos de diseño retro.
Todo está a la vista, eso es cierto. No obstante, tanto este elemento como todos los que posan sobre él se mantienen en armonía y equilibrio con el resto de la cocina. Una cocina abierta a la terraza y que en este proyecto de reforma no estaba en este lugar inicialmente. El motivo del cambio está más que claro para aprovechar al máximo la luz natural que entra del exterior y que en el norte, donde está localizada esta casa, no abunda.