Luz, sosiego, conexión y bienestar para un hogar que ha sido redefinido de nuevo. Un refugio de calma en pleno corazón del madrileño barrio de Lavapiés donde nos ha llamado la atención sobre todo el dormitorio y un detalle en concreto de este: su cabecero de microcemento. Pieza que invita a esa misma serenidad decorativa, funcional y de espíritu y donde las texturas creadas tienen mucho que decir en el conjunto de este espacio de 16 m² (que incorpora un baño en suite).
El cabecero (como toda la reforma) ha sido obra de Lavedán Gómez; estudio de arquitectura de interiores y construcción fundado por Bruno Lavedán y Clara Gómez y ubicado en Madrid. Para esta pareja, el diseño es algo más que una profesión; un estilo de vida y una forma de entender el mundo que trasladan a cada uno de los proyectos en los que están inmersos y donde ven una oportunidad para explorar nuevas posibilidades y romper barreras creativas. Como así ha sido en este personal cabecero.
El cabecero, un protagonista omnipresente
De toda esta vivienda (con cuya reforma se ha ganado en amplitud, serenidad y luminosidad) nos quedamos sobre todo con su original cabecero. Un elemento que juega con el resto del dormitorio en cuanto a su aspecto sencillo y minimalista, usando para ello el microcemento como "excusa" decorativa y funcional.
Como nos explica el propio Bruno, en este caso lo que se ha hecho ha sido dar forma a un elemento que trabaje en pro de la misma esencia que tiene la casa: líneas sencillas, minimalistas, valor en lo esencial y gusto por la calma. "Sobre el tabique se ha aplicado microcemento y sobre este unas planchas de plástico que se han ido retirando cuando el primer material se ha secado. De esta forma hemos creado estas texturas y este resultado tan genuino que recuerda mucho a cuando se hace el encofrado en un muro y se retira la madera; al final queda ese dibujo que la madera ha imprimido a la superficie".
El resultado salta a la vista con este cabecero que otorga un toque distintivo a la pared y donde la rugosidad de su textura invita al recogimiento en un dormitorio con pocos elementos decorativos, salvo un par de apliques de luz en la pared y sendas mesillas en forma de cubo en negro. Es una estética donde no hay nada recargado y donde todas las tonalidades, tanto del cabecero, como de los elementos auxiliares y el propio lino de la ropa de cama, se articulan para lograr el descanso agradable y acogedor que se buscaba.
"La ropa de lino en tonos naturales se combina con el cabecero de microcemento texturizado, creando un ambiente acogedor y sofisticado que invita al descanso y a la desconexión. Hemos dejado atrás la ornamentación innecesaria para que lo esencial brille con luz propia", nos explica uno de los socios de Lavedán Gómez.
Un recurso que también funciona en el baño
Pero, en este recorrido por este ático reformado por el estudio madrileño, el microcemento en la pared no solo se ha dejado para el cabecero del dormitorio. Lo vemos de nuevo en el acabado de todo el baño. Acompañándolo, la grifería en negro (tendencia del momento) incorporada en la pared y el original lavabo con su forma cilíndrica.
"El microcemento no solo nos da un resultado de lo más práctico para evitar rozaduras o manchas, sino que decorativamente cumplía con lo que buscábamos tanto en el dormitorio como en el baño: un espacio sin apenas estímulos, un refugio sereno basado en la sencillez, en lo esencial y en una paleta de colores suaves y neutros que evocan la calma", defiende Bruno Lavedán.