Los nuevos propietarios de este piso de 60 m2, situado en el centro histórico de Sevilla, se marcaron un objetivo hace unos meses: transformarlo en un hogar funcional y cálido. Sus limitadas dimensiones, en principio, suponían un hándicap. Pero el arquitecto Javier Serrano, del estudio hispalense Baum Lab, no dudó en aceptar el reto junto a la también arquitecta Isabel Gómez.
“Sin variar mucho la distribución, nos propusimos darle un punto de modernidad contemporánea a través de espacios abiertos y el uso de materiales acogedores. Por ese motivo recurrimos a la madera de roble natural como hilo conductor”, recalca Serrano acerca de su protagonismo en la actual y diáfana zona de día, integrada por un salón, un comedor y una cocina abierta con península.
En concreto, más allá de en el mobiliario y el suelo de tarima, este material noble también preside una pared panelada que oculta la puerta que da acceso a los dormitorios. “El resto de muros se ha pintado en un blanco roto, ya que encajan estupendamente con la iluminación cálida. De hecho, todas las luminarias son de 3.000 K, porque crean un interesante juego con las paredes y los textiles”, comenta.
Mención aparte merece la terraza, recuperada otra vez después de que los anteriores propietarios decidieran prescindir de ella para ganar unos metros extra en el salón. “Con ello hemos potenciado enormemente tanto la entrada de luz natural como la ventilación cruzada. Cuando las puertas correderas de ésta y las ventanas de la cocina se abren a la vez, por ejemplo, el inmueble se enfría más fácilmente durante los meses más calurosos del verano”. Y agrega: “A su vez, la terraza dispone de unas persianas alicantinas enrollables que protegen del exceso de sol, pero dejan pasar el aire. Puede parecer algo secundario, pero detalles así son de suma importancia en una ciudad como Sevilla”.
El dormitorio, como no podía ser de otra forma, mantiene la misma premisa de la zona de día. Aparte de los tonos neutros, el roble natural vuelve a estar presente, y lo vemos en la cama, el cabecero y las mesitas de noche interpretándolos como una única pieza. Además, tal como remarca Javier, se aprovecharon las obras para integrar un nuevo y práctico elemento: “A diferencia de antes, esta estancia es un poco más grande porque se cedieron 60 cm de la cocina a un frente de armario de 3,5 m de ancho, una pieza que ha resuelto cualquier posible problema de almacenamiento”.
Descubre el ANTES y DESPUÉS del salón, la cocina y el dormitorio