Tan pronto sus hijos se independizaron, los propietarios de esta casa unifamiliar en la localidad navarra de Cintruénigo contactaron con el equipo de RQH Studio, capitaneado por Rober Quiñones-Her, con un propósito: reformarla para adecuarla a sus nuevas necesidades y optimizar sus posibilidades.
“Al entrar había un pasillo oscuro y sin ventanas a través del que se accedía al salón y la cocina, ambos cerrados, y, justo en medio de ellos, había un aseo de cortesía. Lo primero que hicimos fue eliminar las divisiones existentes para dejar un gran espacio abierto para el salón y el comedor y, tras unas puertas de cristal, la cocina", cuenta Inés Beguería, directora de proyectos del estudio en Logroño.
Y sigue: "para el aseo, en concreto, buscamos un efecto de camuflaje: está oculto detrás de la pared panelada, con listones de madera en acabado roble, junto a la escalera”.
EL PROYECTO RESPONDE A UNA REFORMA DE PIES A CABEZA DONDE CADA PASO SE HA MIMADO AL MÁXIMO
- ROBER QUIÑONES-HER
COCINA MÁS GRANDE
Pero la clave de esta reforma no reside exclusivamente en esta solución, sino en los metros extra que se han incorporado a la cocina tras eliminar la antigua puerta y la escalera exterior que daban acceso al jardín trasero. Gracias a esta distribución, se ha podido diseñar una cocina en L amplia y luminosa, con el área de fregadero bajo las ventanas y una funcional isla en el centro de la estancia.
CLAVES DECO: NEUTROS Y MADERA
Todo armonizado con una propuesta estética que combina los tonos blancos y beiges con materiales nobles, como la madera, así como con papeles de texturas naturales de cuerda y acabados arcillosos en algunas paredes.
La propia Beguería indica que “también hay elementos de metal –el caso de las lámparas– o microcemento –la mesa del comedor– que para nada restan calidez y serenidad” y que, sin embargo, actualizan estéticamente el espacio.
“A lo largo del medio año que duró la reforma les aconsejamos que no viniesen para no perder el efecto sorpresa. Así que al ver el resultado final se quedaron sin habla y se les saltaron las lágrimas, porque no eran conscientes del potencial de su casa”, apostilla Inés.