Simplemente observando la vivienda a través de las fotografías de este artículo, ya se desprende que tiene un 'no sé-qué' que la hace muy especial. Dan ganas de estar ahí, de abrir la puerta y adentrarse entre sus paredes llenas de historia, de mirar a través de esa original ventana de ojo de buey, cuál barco surcando el Mediterráneo…
Y qué poco nos equivocaríamos acerca de su encanto innato, porque la interiorista Rosa Colet describe así lo que sintió cuando vio esta casa por primera vez: "Pensé que era un sueño. Porque hay lugares especiales que dejan huella, ya que tienen una historia detrás y una conexión muy fuerte con el territorio".
Ya de entrada, su privilegiada ubicación la hace única. Situada en la punta más extrema de la playa de Llafranc (Girona), este apartamento, que literalmente cuelga sobre el mar, consta de 80 metros cuadrados distribuidos en dos plantas con dos habitaciones, una suite, un baño y una zona de día que aúna salón, comedor y cocina. Su uso es vacacional, siendo un espacio de conexión con el mar en verano y de recogimiento en invierno.
El encargo que recibió Rosa Colet fue el de rehabilitar la vivienda y, según sus principios, antes de empezar, hay dos premisas a tener muy en cuenta: "Una es el lugar donde está situada, que da contexto y enmarca un paisaje, y la otra es quien la habita, que impregna de sus necesidades ese espacio", explica la autora del proyecto. Al urdir un hilo conductor que una ambas premisas, "consigues que responda a su forma de vivir", añade.
Una ventana al mar con historia en la suite principal
El encanto de este proyecto lo conforman sus espacios tanto interiores como exteriores, porque ambos son zonas muy vividas y disfrutadas, pero sin duda, la suite de la planta superior es la que se lleva todo el protagonismo. "Además, tiene una bonita historia", dice la interiorista, y más concretamente, la gran ventana circular que la preside, originariamente de madera.
Anteriormente, había una puerta corredera que cerraba la totalidad de la ventana para poder dormir por la noche. "El reto estaba en camuflar el cierre para dejar la sala en oscuridad total, sin la visión de mecanismos y sin esconder la belleza de esta. Y se consiguió dando un giro al trabajo de la totalidad de la pared y realzando sin cerrar la visión de la ventana", describe Rosa Colet. El nuevo diseño de la ventana permitió añadir más singularidad al colocar una zona de asiento, en la parte inferior a ésta, convirtiéndose en el rincón más bello de la casa
"La integración de estos elementos y el diseño de los estantes retroiluminados de pared, simulando la obra, proporcionan una simpleza que realza la ventana, consiguiendo nuestro objetivo" _ Rosa Colet