Vivir en un edificio que antes era un hotel, ya te da una idea de la envergadura de la nueva residencia privada. Aunque este no era un hotel cualquiera. Para empezar, está situado en el paraíso del esquí, en Verbier (Suiza), a 1.500 metros de altitud, y era un hotel de montaña, acogedor, coqueto y de pocas habitaciones, protagonizado por la madera y, sobre todo, por las espectaculares vistas al paisaje que, en invierno, se tiñen de blanco.
Los nuevos propietarios tampoco responden a un perfil típico, ya que son una familia numerosa que se ha trasladado a vivir de Londres a la montaña y buscaban una residencia que reuniera ciertos requisitos. El primero, el tamaño, de ahí que los 1.000 metros cuadrados del edificio respondan perfectamente a sus necesidades de espacio, de uso… y de ocio.
Una gran casa familiar con la madera como protagonista
Para adecuar el antiguo hotel a una casa privada, se pusieron en manos del estudio de Marianne Tiegen Interiors, cuyo proyecto Chalet 1936 reconoce que ha conseguido "un resultado único que parece un pequeño oasis entre las montañas". Se conservaron del hotel algunas zonas de ocio como la sala de cine, el gimnasio y la piscina climatizada. En cuanto a las estancias más privadas, la casa cuenta con ocho habitaciones en suite.
En líneas generales y como hilo conductor, las paredes se presentan revestidas de madera procedente de antiguos graneros alpinos de la zona y las pinturas de piedra caliza mineral adornan los distintos espacios en los que predominan los tonos marrones y cremas.
El interiorismo mezcla piezas de diferentes épocas y estilos
El proyecto de interiorismo se ha inspirado en la vida cosmopolita del propietario y en su entorno para diseñar "una casa con un sentido de la elegancia y el romanticismo franceses, combinado con un espíritu minimalista de vivir en la naturaleza y con toques de extravagancia inglesa", explica la autora del proyecto.
Para ello, el estudio seleccionó piezas francesas de los siglos XVIII y XIX, muebles americanos y europeos, industriales y de mediados de siglo, objetos alpinos y recuperados, así como una cuidada tapicería a medida. La suma estética y funcional del conjunto reflejan a la perfección el amplio abanico de estilos y épocas que se pretendía plasmar desde el inicio del proyecto.
La casa se presenta elegante, cómoda, cuidada y acogedora, con una sabia mezcla en la que la contemplación del fascinante paisaje también se convierte en una parte importante de la vida diaria de la familia.
"Nos inspiramos en el estilo de vida cosmopolita del propietario y en su entorno para diseñar una casa elegante pero cómoda, cuidada pero acogedora" _ Marianne Tiegen