Con el papel protagonista de la cocina en las viviendas actuales, convertida en el epicentro de la casa, sea o no abierta, la campana ha pasado de ser un elemento necesario, pero al que no se prestaba mucha atención, a una pieza básica para garantizar una atmósfera libre de humos y olores. El nivel de ruido ya es otra cosa.
Las de acero siguen siendo las reinas y la opción más usual en las casas actuales, aunque últimamente los modelos integrados en la encimera, que se sienten, pero no se ven, están haciéndose un hueco, al igual que las de obra, relegadas siempre a estilos campestres o clásicos. Hoy tomamos nota de todos los consejos que Pedro Baños, de Cocinas Rio, da en Instagram y desgranamos las (muchas) posibilidades que tienen.
Alerta: tendencia a la vista
Olvídate del clásico modelo con aspecto de chimenea, las campanas de obra son tendencia de decoración y tienen mucho que aportar a las viviendas actuales. Relacionadas normalmente con las cocinas de una casa de campo o con las de estilo clásico, Baños acaba con estos prejuicios y la incorpora directamente en atmósferas modernas, e incluso, minimalistas. El resultado no nos puede gustar más.
Descubre todo sobre su diseño, los materiales más indicados y cómo hacerlas para que funcionen, tanto a nivel estético como práctico. Por cierto, también pueden ser exentas y ubicarse en una isla, aunque, como necesitan más superficie, no son la mejor opción en cocinas pequeñas.
A tener en cuenta
En su vídeo de Instagram, este experto en cocinas recomienda que "a la hora de hacerla, debes tener en cuenta que toda la zona inferior va a sufrir de acuerdo al calor de las frituras y la humedad de las cocciones. Por lo tanto, hay que cubrirlas por debajo. Generalmente, se suele cubrir con una chapa de acero que, aparte, va a combinar muy bien con la campana. En algunos casos, tienen una visera para la aspiración". Después debes decidir si la quieres dejar de obra o revestir de algún material.
¿Al natural o revestida?
En función del efecto que quieras lograr, puedes dejarla de obra y darle una mano de pintura plástica o revestirla de algún material, como madera o cerámica. En el primer caso, el resultado será menos llamativo y tendrá carácter minimalista, consiguiendo, además, que quede integrado en el conjunto. Mientras que en el segundo, lograrás justo lo contrario: hacer que gane protagonismo.
Elegir una u otra opción dependerá también del resto de elementos de la cocina. Recuerda que siempre debes buscar la coherencia y la armonía visual, aunque la campana sea la estrella absoluta.
La campana ideal
Lo tenemos claro. La campana ideal debe ser potente, pero silenciosa, especialmente en cocinas abiertas al salón o al comedor, pero también en aquellas donde se hace vida y se reciben visitas. Después, debes pensar si quieres que se 'vea' o que sea parte del montón. En este último caso, quizás una de obra no sea la mejor elección. Después, tamaño, consumo…
Tres reglas para elegir (bien)
- Potencia idónea. Aunque la instalación (correcta y adecuada) también influye en el poder de succión, tu campana debe adecuarse al tamaño de tu cocina, evidentemente, pero también a tus hábitos, ya que si no cocinas nunca, tampoco necesitas un Ferrari de la extracción. Vigila también el consumo.
- Tamaño correcto. Al menos debe tener el mismo ancho que la placa de cocción, aunque si es mayor, la capacidad de absorción aumentará. Así que, si puedes, 20 o 30 cm más. También es importante que esté a unos 55 cm de la placa, de 65 cm en el caso de las de gas.
- Poco ruidosa. Sabemos que pedir que no se note que la has encendido es imposible. Pero entre el silencio total y el escándalo hay varios grados, especialmente cuando tienes que gritar para que te oigan o te impide ver la tele. ¿Lo normal? Entre 50 y 70 dB. Si bien es cierto que hay campanas ultrasilenciosas.