La joven pareja, que acababa de comprar el apartamento, quería una distribución cómoda y un interior tranquilo, sin renunciar a la originalidad. La interiorista Danara Akhmetova fue la encargada de reformar y decorar el piso de 118 metros cuadrados, donde se debía premiar la originalidad en busca de un espacio “inusual”.
La solución de la interiorista para fusionar tranquilidad y diseño, fue apostar por interiores de estilojapandi y wabi-sabi, una propuesta que entusiasmo a los propietarios. Más allá del proyecto de interiorismo, se despertó, en la pareja, un interés por la cultura japonesa y escandinava, cosa que facilitó la comunicación cliente- interiorista, a la vez que influyó en la elección de muebles y objetos de decoración.
Anton Petrakov
Una distribución inusual fue el primer giro original de Danara, que propuso separar la zona de descanso, donde nos encontramos con un dormitorio con vestidor y baño sin puertas, completamente abierto. El acceso a esta parte de la casa se hace a través de una puerta secreta del salón.
El apartamento ha aprovechado cada metro apostando por los muebles empotrados y hechos a medida, todos ellos con puertas plegables pintadas del color de la pared, tabiques corredizos y con sistemas de almacenamiento incorporados. “La clienta adquirió un papel muy importante en esta fase, ya que pensó cómo iba a usar cada estante y cajón, para una mayor funcionalidad”, explica la diseñadora.
Foto: Anton Petrakov
Los tonos tranquilos y naturales predominan en toda la casa, siguiendo así una de las características clave del estilo Japandi, que fusiona el estilo nórdico con las influencias del diseño japonés.